Ana María Pérez de Amézaga (Las Palmas de Gran Canaria, 1964) recibió ayer el Premio "Semilla de Plata" 2016, otorgado por el Espacio Escénico "El Huerto" gracias a su investigación sobre "El método Schinca de expresión corporal en la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias".
-¿Cómo se podría definir la expresión corporal?
-Es todo lo que tiene que ver con el conocimiento del cuerpo en movimiento para la creación, más alejado de la expresión no verbal, que sería algo más cotidiano.
-¿Qué se puede expresar sin necesidad de hablar?
-El cuerpo por sí mismo, sin necesidad de la palabra, puede expresar infinidad de cosas. Es cierto que esto a veces se puede ver mezclado con la danza, aunque hay muchas diferencias. En la expresión corporal se crea desde dentro, no lo que se marca desde fuera por un coreógrafo, los procesos son distintos.
-¿Es una disciplina que está olvidada?
-No tanto como olvidada, ya que existe como asignatura en todas las escuelas de arte dramático. Sí es cierto que en ocasiones se ve como algo menos importante de lo que realmente es.
-¿Qué se puede hacer para implementar esta formación?
-Hay que alejarla de la expresión corporal que se estudia en primaria o secundaria, donde se mezcla mimo, danza, acrobacia? Para darle la relevancia que realmente tiene, hay que ser conscientes de que la expresión corporal otorga unas herramientas específicas muy importantes para la formación del actor.
-¿Qué hay que hacer para expresar todo lo que se quiere?
-Lo primero ha de ser trabajar todo el sentido propioceptivo, conocer muy bien nuestro propio cuerpo en movimiento, sentirlo. A partir de ahí, hay que aprender herramientas de ese cuerpo y trabajar mucho el tono muscular, la fuerza, el peso y la gravedad. Saber utilizar todos los factores del movimiento a nuestro favor, y dejar que ahí surjan resonancias, conectar con nuestra propia personalidad para crear.
-Se dice que la cara es el espejo del alma. ¿Qué es el cuerpo entonces?
-La cara refleja lo que el cuerpo va sintiendo, no es algo que se pueda desligar, no hay que "poner cara de algo", sino que la cara transmite lo que le dicta el cuerpo.
-¿Actuamos mucho fuera del escenario?
-Cada uno tiene un papel. No somos igual en nuestra casa, en nuestro trabajo o ahora en esta conversación, actuamos de distinta manera. Pero el término actuación parece que es algo que se quiera hacer, que se estudia y prepara, para meterse en otros personajes. En el día a día, cada uno llevamos una máscara, dependiendo de dónde estemos.
-¿Cuál es el nivel de las artes escénicas actualmente en Asturias?
-Hay muchas compañías, mucha gente buena que trabaja, una Escuela Superior que da una titulación equivalente a un grado, algo que la gente en ocasiones olvida. Quizás haya pocas actuaciones, poco movimiento con la cantidad de teatros y compañías que tenemos en Asturias. Se debería apoyar un poco más, la carga del IVA, por ejemplo, merma mucho. Creo que es difícil hoy en día sacar una empresa cultural para poder vivir de ella.
-¿Y el público?
-Se debería fomentar que hubiera un buen público, formado, que quiera ir al teatro. El problema es que el teatro no es nada cómodo, no es algo que llegue como caído del cielo. La gente cuando va a ver espectáculos sólo va a ver diversión, y en ocasiones el teatro no es divertido, te hace sufrir o pensar. Es importante la labor que se hace con los más pequeños, dando a conocer el teatro desde la infancia, para crear público.
-¿Hacia dónde va su futuro?
-Me gusta lo que hago, pero ahora mismo, después de haber terminado esta investigación, me apetece volver al escenario, que es dónde realmente me siento a gusto y poner en práctica el método Schinca y todo lo aprendido con mis investigaciones.
