La Policía Local de Gijón detuvo el pasado jueves a un conductor acusado de cometer un delito contra la seguridad vial por conducir en estado ebrio, en dirección contraria, saltándose semáforos en rojo y sobrepasando los 110 kilómetros por hora por las calles de Gijón, más del doble de lo permitido en casco urbano.

El ahora arrestado llamó la atención de los agentes por primera vez a las nueve menos diez de la mañana. Fue entonces cuando una patrulla de motoristas de la unidad de tráfico de la Policía Local de Gijón que se encontraba en la calle Álvarez Garaya observó que el acusado "circulaba de forma temeraria a bordo de un Opel Astra en dirección contraria y rebasando un semáforo en rojo", tal y como explicó ayer una portavoz del Ayuntamiento haciendo hincapié en que el ahora detenido estuvo ya entonces a punto de colisionar con otro coche.

Al percatarse de la presencia de los agentes, el conductor pasó todos los semáforos en rojo circulando por la plaza del Humedal y las calles Prendes Pando y Constitución. El hombre se dirigió hacia la autopista en dirección a Oviedo, saliendo por la avenida Príncipe de Asturias y superando los 110 kilómetros por hora. Una velocidad que aumentó hasta los 200 kilómetros por hora cuando el conductor llevaba varios minutos en la autovía, por donde le siguió una patrulla de la Policía Local.

El acusado perdió el control de su vehículo cuando intentaba tomar la salida de Lugones de la autovía A66, chocando contra el guardarrail. El accidente provocó importantes daños en el turismo que conducía el hombre, que resultó ileso.

El detenido, de 35 años de edad y vecino de Oviedo, se mostró muy agresivo con los agentes que trataban de detenerle, por lo que tuvo que ser reducido. A la comisión de un delito contra la seguridad vial se le podría sumar ahora otro de atentado contra agente de la autoridad. El hombre deberá responder por estos hechos ante el juzgado de instrucción que se encontraba de guardia.