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Emilio Amor: "Mi último libro de poemas incorpora un giro más vanguardista"

El poeta, actor y artista plástico gijonés presenta hoy en el Antiguo Instituto "Manual de pájaros extintos", la "metáfora de una crisis"

Emilio Amor, en una imagen de archivo. MARCOS LEÓN

Nadie diría que este tipo con voz de lija y corpachón de atleta vive pendiente de una salud delicada y de una llamada telefónica de urgencia. Y sin embargo, es así. La génesis del último libro de Emilio Amor (versos, pero también más cosas) tiene, de hecho, mucho ver con estancias hospitalarias, allá en el alta Este del hospital de Cabueñes, con vistas hacia las verdes praderías de Deva y los vencejos que cruzaban frente a su ventana. Esas aves migratorias como símbolo de un mundo en vilo que ha entrado en una era más sombría, la del Antropoceno, según el diagnóstico de unos cuantos científicos. Al poeta, actor y artista plástico gijonés (nació en 1955), le ha salido así un poemario que supone un cierto cambio en su escritura, antes mucho más hedonista: "Incorpora un giro mucho más vanguardista".

Emilio Amor tiene previsto presentar "Manual de pájaros extintos" hoy, sábado, a partir de las siete y media de la tarde, en el Centro Antiguo Instituto. Identificado con los autores próximo a "Cálamo" y a la Sociedad Cultural Gesto, así como miembro del grupo fundador de "Artistas Extremófilos", ha firmado otros cinco poemarios, incluido "Crónicas de Samuel Stauwton" (1999), con el que obtuvo el premio "Cálamo" de poesía erótica. Esta tarde estará acompañado por el también poeta Juan Ignacio González. La proyección de un vídeo y una instalación sonora de Miguel Fernández completarán el acto.

"'Manual de pájaros extintos' es la metáfora de una crisis existencial y el reflejo de la crisis del sistema capitalista", explica Emilio Amor. El volumen recoge cuarenta poemas, repartidos en cuatro secciones. Y añade quince ilustraciones, en cuatricromía, de parte de la obra plástica de este artista multisciplinar. Pintor, escultor, activista cultural que participó en muchas de las iniciativas del fallecido fotógrafo Juan Garay, ha sido también actor de timbre propio en compañías como "Máscara", "Caterva" o "Margen". Fue, asimismo, cofundador del Grupo de Arte Vanguardista (Gruva). Un todoterreno amistoso de la cultura asturiana de las últimas décadas.

¿Y por qué ese giro vanguardista? "Bueno, el poeta refleja siempre sus inquietudes y sus incertidumbres", responde. Y explica que fue la relectura de Mallarmé -el golpe de unos dados que jamás abolirá el azar- el que le condujo hacia esa otra línea lírica en la que se abraza a algunas de las lecciones del dadaísmo, así como al ejemplo de poetas españoles que han ido por su cuenta y riesgo: de Agustín Delgado y José Miguel Ullán a Francisco Ferrer Lerín. "Mallarmé supuso un redescubrimiento", añade.

Emilio Amor, que se declara asiduo de la prosa de Donatien Alphonse François de Sade, el divino marqués, y de muchas de las lecciones de los enciclopedistas, subraya que en su nuevo libro hace seña del "fragmentarismo". "Y es que la modernidad es el fragmento", insiste el poeta, un autor al que le interesa la "conjugación de las artes" por aquello de que unas y otras son calas en el conocimiento del mundo. Y una forma, también, de expresión y comunicación.

De aquel jugador de voleibol que daba cuarenta pulsaciones por minuto, le queda a Emilio Amor la serena fortaleza de quien se sobrepone a la adversidad con el corazón en forma y la sensibilidad atenta. El autor de "Cuaderno de bitácora", "Canciones de amor en los campos de Marte", "Transgresiones del Edén" o "Territorio perdido" renueva su compromiso con la palabra libre.

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