David de María buscaba presentar en Gijón los temas de su nuevo trabajo "Séptimo cielo" con un concierto en formato acústico e íntimo. Y a esa intimidad ayudó que poco más de un centenar de personas respondieran a la convocatoria de verlo sobre las tablas del teatro de la Laboral. El veterano De María se entregó a los suyos, aunque fueran pocos, y convirtió el concierto en un tu a tu. Acabó cantando sin micro con los músicos sentados al borde del escenario.

Aunque no sea hombre de multitudes, De María tiene una sólida trayectoria a sus espaldas como cantante y compositor con veinte años de carretera, diez álbumes editados y un millón de copias vendidas. Algunos de sus temas han conquistado al público para quedarse en la memoria colectiva como "Que yo no quiero problemas" o "Pétalos marchitos". Ambos sonaron ayer.

Una veintena de temas de todo ese largo repertorio pasaron por su voz y su guitarra en la noche de la Laboral. Empezando por unas "Miradas cruzadas" que acompañó de alusiones a Gijón y la playa de San Lorenzo para contentar a los de casa, que ya daban palmas en la segunda pieza del concierto, "Un latido" y se animaron a cantar al llegar a "Perfume de la soledad". El cantante presume de estar feliz en Asturias y trufó la cita musical de referencias al Principado. En Llanes, por ejemplo, grabó el videoclip del tema "Cada vez que estoy sin ti". El guitarrista Víctor Iniesta fue más allá al quedarse a solas en el escenario: tocó el "Asturias" de Albéniz. El salto de Asturias a Andalucía se dio con "Al sur de mis noches", la canción más flamenca. Luego llegaría un guiño a Manolo Tena y su "Sangre española"

Por el camino se iban cruzando temas de su nuevo trabajo discográfico, todos de su puño y letra y en producción conjunta con Javier Carretero. "Séptimo cielo" está definido, o así lo sugiere el autor en sus reflexiones, por las influencias musicales de su paso por La Habana y por la transformación personal que le ha supuesto la paternidad. Su adiós de la Laboral fue un triunfo: los que estaban lo despidieron puestos en pie con una ovación.