El Ayuntamiento de Gijón hizo efectiva, en la madrugada del domingo, su idea de trasladar al gigante Papá Noel que decoraba hasta entonces la plazuela de San Miguel para que luzca en todo su esplendor. Los árboles y la desproporción del ornamento navideño con respecto al diámetro de la plazuela San Miguel fueron el eje del argumento del gobierno local para encontrar un lugar alternativo donde este peculiar elemento decorativo luciera en todo su esplendor y sin obstaculizar a nadie ni el paso ni su visión. No obstante, esta decisión, como suele suceder con los cambios en la ciudad, no ha sentado del todo bien a muchos de los comerciantes de la zona ni tampoco a muchos usuarios que al enterarse protestaban en las redes sociales.

Pero la plazuela San Miguel pronto ha recuperado la sonrisa. Al menos tienen un tren también colmado de luces de unas proporciones inferiores a Papá Noel pero que rellena el espacio que dejó el orondo emblema. Como un cambio de cromos. Al final, Papá Noel fue desmontado y vuelto a montar en su nuevo emplazamiento, en la plaza del Seis de Agosto, justo en el inicio de la calle Corrida, donde estaba el tren. De esta forma, Papá Noel vuelve a la localización habitual de los últimos años. A su vuelta en frente del monumento a Jovellanos, han continuado las fotografías de los ciudadanos sorprendidos al percatarse del cambio.