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ANA BERÁSTEGUI | Directora de la Cátedra Familia y Discapacidad en la Universidad Pontificia

"La sociedad española tiene una doble moral con las personas con discapacidad"

"La gente es solidaria, pero no tan capaz de ver la igualdad; ayuda, pero es difícil que les permitan participar en plenitud del mundo social"

Ana Berástegui, en su despacho.

El Hogar San José inicia hoy los actos conmemorativos del 75.º aniversario del centro con la presentación del trabajo "Guías de trabajo con familias" que correrá a cargo de la doctora en psicología Ana Berástegui Pedro-Viejo, especialista en diversidad familiar y directora de la Cátedra de Familia y Discapacidad, dependiente del Instituto Universitario de la Familia de la Universidad Pontificia de Comillas.

-¿En qué consisten esas guías?

-Están destinadas a educadores, trabajadores sociales, voluntarios y psicólogos que trabajan en los recursos de trabajo con menores del sector social de los jesuitas en España. Durante dos años hemos investigado de forma participativa y determinando cuáles eran las necesidades de conocimiento y formación y cuál era el modo preferencial de trabajar. Eso se ha plasmado en cinco guías, sintetizadas en 30 páginas cada una, que reflejan el modo de trabajar actual y el que se pretende para el futuro, con un modo de trabajo común, ágil, sencillo y no por ello menos profundo e importante.

-¿De qué hablan?

-Responden a cinco factores imprescindible en el trabajo con las familias. La primera se dirige a un cambio en la mirada sobre las familias, pensar en las familias en clave positiva, de capacidades y no sólo en clave de déficit ni de necesidad. La segunda es de acogida familiar, más que el hecho de enseñar o darles cosas es que se sientan acogidas, escuchadas y atendidas porque es la puerta de entrada para que colaboren en el trabajo. En tercer lugar hablamos de cómo acompañarlas en los diferentes niveles, en lo cotidiano, en la crisis, en generar recursos o en lo terapéutico. En cuarto lugar, está la atención grupal a familias, una familia lo que necesita son más familias alrededor, otros que atraviesen circunstancias similares en los que apoyarse y a los que poder apoyar. La quinta, y última, surge del interés específico del Hogar San José que trabaja en atención residencial, es cómo trabajar con la familia cuando ésta no está, trabajar el recuerdo, la memoria.

-¿Qué supone el Hogar San José?

-El Hogar San José surge como respuesta a la necesidad real de un grupo de niños. Y destacaría también que siempre ha sabido amoldarse para dar respuesta al cambio de los perfiles de los niños y sus necesidades. Parece que la residencia llama a ser estático y el Hogar es una entidad dinámica que ha cambiado al servicio de lo que fuera mejor para los niños que necesitan o puedan llegar a necesitar una entidad así.

-¿Qué problemas predominan?

-Cuando nació el Hogar, lo hizo por factores socioeconómicos y de pobreza, además de los derivados por la situación política de entonces. Eso cambió, empezó a entrar gente sólo derivada de la pobreza pero en la Transición llegaron las familias desestructuradas, las drogas y las migraciones a las grandes ciudades que van cambiando el perfil de los niños. Eso exige una mayor profesionalización, no es solo cubrir necesidades básicas sino intentar paliar los defectos de unas situaciones de crianza bastante complicadas. Luego se añade el factor multicultural y, ahora con la crisis, han vuelto unas necesidades económicas. Al tiempo, hay desligazón de familias, incapacidad de cuidar o la violencia en las familias.

-¿Hay cosas que no cambian?

-Hay ciertos movimientos pendulares que van de lo económico a lo emocional. Son cosas que, en la protección de los niños, casi siempre están en la base de la exclusión social. Familias que no consiguen cubrir las necesidades básicas de sus hijos, incluidas las afectivas y sociales, por sí solas.

-¿Cómo ha incidido la crisis?

-El problema de la crisis es que cuando mejoran los números y la economía se empiezan a notan los efectos en las capas más profundas de las personas, los efectos en depresiones, en relaciones familiares estancadas, hacinamiento de grandes familias en sitios pequeños que ha ido poniendo presión a las relaciones. Se alivia la cuestión económica de la crisis pero se empiezan a ver con mayor fuerza los efectos sociales y emocionales de la presión a la que la crisis ha sometido a las familias.

-Dirige la cátedra de Familia y Discapacidad. ¿Lo peor es luchar contra la sociedad?

-Se ha cambiado mucho en los últimos 30 años. España es de las sociedades mundiales con cambios más positivos pero eso también nos hace ver lo que queda por lograr. El objetivo de la cátedra es la inclusión dentro del campus universitario de personas con Síndrome de Down u otras discapacidades. No tanto que estudien una carrera universitaria pero sí que estén dentro del campus, con gente de su edad. Es un logro enorme.

-¿Y cómo va?

-En cambio, la contratación de estas personas, preparadas y formadas, no tienen el mismo resultado que el esfuerzo que ellos han puesto. Es la cara y la cruz de lo que se ha avanzado y los espacios por conquistar. La sociedad tiene doble moral y mensaje, es solidaria pero no tan capaz de ver la igualdad. Ayudan pero es más difícil que les permitan participar en plenitud del mundo social.

-¿Confunden caridad con justicia?

-Me temo que sí. Es antiguo pero vigente.

-También es experta en adopción internacional. ¿Cómo está la situación?

-Después de quince años en que predominaba la adopción internacional, que empezó como un boom, ahora se empieza a ralentizar y estamos en cifras donde la adopción nacional está ligeramente por encima.

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