Federico Granell (Cangas del Narcea, 1974), uno de los jóvenes valores de la pintura asturiana, posee aún el recuerdo nítido de la génesis de los seis lienzos de "Beso en la Piazza del Popolo". Y tira con una cierta emoción contenida de la historia de amor y amistad que ilustra esos óleos que él pintó hace quice años, cuando disfrutraba de una beca de estudios en Roma. "Es como un boceto de un momento de mi vida", afirma ahora, al ver cómo esa pieza en la que su pincel capta el fugaz beso enamorado de dos de sus amigos, Marián y Javier, en un espacio romano tan significativo, se ha convertido en un libro de artista, de edición limitada y litografiado en los talleres cabraneses de la grabadora gijonesa Valle Baranda.

"Me gusta que mi pintura tenga su por qué y resulte de un proceso", señaló ayer en la galería Gema Llamazares, poco antes de presentar una obra que es rescatada por la colección gráfica de Trea e incluye, además, un poema de César Iglesias.

"Lo que yo he hecho es ponerle un pie de foto al trabajo de Federico", hizo resaltar el poeta (tiene reciente "Lengua del duelo") y periodista. Una manera de contar que ha escrito sesenta y dos endecasílabos con los que ha querido evocar (inevitable el recuerdo del poema "Piazza del Poppolo" de Gil de Biedma), y sobre la base del relato de ese beso real y juvenil, la plaza de álamos y gatos de los exiliados españoles (María Zambrano, por ejemplo) y la Roma popular y vibrante que aún florece en los cafés próximos, como el Antico Caffé Greco. "El cuadro perpetúa el momento feliz de una pareja", añadió.

Este libro de artista, que se añade a otros de la misma colección con obras de Javier del Río, Paco Fresno, Hugo Fontela o Jaime Herrero, fue presentado por otro notable representante de la pintura asturiana, Melquíades Álvarez. Éste y Granell comparten la querencia figurativa. Hoy se presentará en Oviedo, en la librería Cervantes, con la intervención del poeta e investigador literario Jordi Doce. "Son ediciones esporádicas que hemos venido haciendo y a las que queremos dar continuidad a lo largo del próximo año", indicó el editor Álvaro Díaz Huici.

Granell describe su "El beso en la Piazza del Popolo" como un desplazamiento o "travelling" en el que la fugacidad del instante, ese ósculo de dos jóvenes, contrasta con las arquitecturas vetustas de la plaza que preside el obelisco flaminio. El pintor utiliza azules claros, crema, tonos que ha tenido que simplicar en dos colores, después de girar la imagen. El resultado son estas litografías. El arte como prolongación de aquel beso y de la vida.