Camilo P. V., el santero cubano acusado de estafa por vender a terceros pisos heredados de una rica boticaria gijonesa a sabiendas de que estaban cargados con deudas fiscales, volverá a sentarse en el banquillo de los acusados el próximo lunes. Y esta vez tendrá que enfrentarse a la acusación pública además de la privada. La Fiscalía pide para Camilo P. V. tres años y seis meses de prisión por una presunta estafa por la venta de un inmueble en la céntrica calle Celestino Junquera. La acusación particular eleva la solicitud a cuatro años.

La víctima firmó una hipoteca de cerca de 200.000 euros para adquirir el piso y poco después el Principado le reclamó el impuesto de sucesiones no abonado previamente por Camilo P. V. Se trata de uno de los múltiples inmuebles que el santero cubano heredó de María del Carmen Represa, una farmacéutica gijonesa que mantuvo una relación durante años con el caribeño y que curiosamente falleció en la isla cubana en el banquete de su boda con Camilo P. V., tres décadas menor que ella. El santero no pudo registrar en España su matrimonio con la gijonesa y el obligado pago del impuesto de sucesiones se multiplicó, al pasar de heredar como marido a hacerlo como amigo. De hecho la obligación tributaria por la herencia pasó de unos 750.000 euros a más de tres millones. En ese momento, según mantienen las acusaciones, el acusado decidió deshacerse de los inmuebles vendiéndolos junto con las deudas tributarias que llevaban aparejados. Camilo P. V. ya salió absuelto de un proceso similar, pero esta vez la Fiscalía ha decidido tomar parte en contra del acusado.

De hecho, en esta ocasión hay otro acusado junto a Camilo P. V. Se trata de Marcelino V. P., un agente comercial que según las acusaciones ejerció de intermediario para cometer la presunta estafa. En este caso de la vivienda de Celestino Junquera, se explica en el escrito de las acusaciones que Camilo P. V. transmitió a Marcelino V. P. el inmueble como pago de una supuesta deuda. La acusación particular recuerda que Marcelino V. P. intervino como testigo en el fallido intento de Camilo P. V. de inscribir en España su matrimonio con la boticaria.

Asimismo, se da la circunstancia de que el inmueble estaba hipotecado cuando se lo cedió el santero cubano a Marcelino V. P., subrogando este último una hipoteca por un importe de 71.761 euros. Sin embargo, esta hipoteca se canceló posteriormente por un pago del cubano y no de Marcelino V. P., quien la había subrogado.

Marcelino V. P. vendió la vivienda a la víctima de la supuesta estafa y las acusaciones entienden que tanto él como el santero cubano actuaron a sabiendas para trasladarle la deuda del impuesto de sucesiones al ahora demandante. La intermediación de Marcelino V. P. se habría realizado para borrar el rastro de dicha deuda tributaria con el Principado.