Iñaki Ortega Cachón, profesor de Economía, articulista y director de la Deusto Business School en Madrid, visitó recientemente Oviedo para ofrecer una charla en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. Ortega asegura en esta entrevista que quienes no sean capaces de adaptarse a los cambios que impone el entorno digital quedarán fuera del mercado laboral.

-Las previsiones acerca de la economía fallan casi tanto como las encuestas políticas. ¿El mundo se ha vuelto impredecible?

-Estamos en un momento de cambio y también de era. Están pasando muchas cosas, y todas guardan una coherencia. Se está reinventando nuestra sociedad. Han desaparecido las barreras de entrada a los mercados y compiten de igual a igual grandes y pequeños

-¿Usted cree?

-Las grandes corporaciones tiemblan con los pequeños. Eso no había pasado nunca. Se están reinventando las bases del capitalismo, y eso es positivo. Asistimos a un rediseño del trabajo. Los empleos cambian y la eficiencia de la tecnología lleva a sustituir muchos puestos de trabajo.

-Así que más vale ser nativo digital, o al menos parecerlo, para encontrar un hueco en el mercado laboral?

-Toda esa gente joven de la generación Millennial adquiere un nuevo protagonismo. Si no eres nativo digital lo tendrás más difícil. Para surfear en el trabajo la clave es el cambio. Vamos a tener que ser emprendedores, tengamos 30, 40 o 50. La ciencia también es fundamental. Te quedarás en la brecha si no conoces el idioma del momento; el lenguaje de la nueva economía es el de la ciencia.

-¿Vivimos en un algoritmo permanente?

-Exacto. Vivimos en un algoritmo, si no lo entiendes no puedes estar en el mundo actual. Los trabajos son más sofisticados y hay que manejarse en esa tesitura. Por ejemplo, toda la información sobre el estado de las playas de España el pasado verano la hizo un robot. En Estados Unidos hay una plataforma robótica de litigación que ha resuelto 60 millones de casos. Por eso es tan importante hoy saber quién hace qué. Quien no domine algoritmos no encontrará trabajo.

-Cambia el modo de aprender y de enseñar, ¿en qué lo nota una Escuela de Negocios?

-Es sintomático que una de las carreras con más nota de corte sea Matemáticas. Las plataformas de enseñanza on-line son la mar de eficaces y en nuestro caso lo notamos cada vez más.

-¿Y qué pasa con el poder? ¿Quién manda realmente en esta nueva sociedad?

-Los poderosos ya no pueden hacer lo que quieren. Los grandes ya no tienen bula para decidir; el poder ya no es omnipotente. En España nadie quería a Mariano Rajoy como presidente, tenía todo en contra; al final gobernó.

-Todo excepto una mayoría de votos?

-Eso es, y esa mayoría ha reivindicado su poder. Se perdió el miedo, sin duda. Esa derivada entre lo viejo y lo nuevo ha desaparecido. Ahora lo que contará es la diferencia entre la buena y la mala política.

-Un complejo juego de luces y sombras, ¿lo ve así?

-Soy profundamente optimista. Por primera vez el poder cambia de manos, va de abajo arriba. Una empresa pequeña puede ganar más que una grande. Un candidato desconocido puede ganar a otro consolidado si hace una buena campaña. El guión ya no está escrito. Todos tenemos la capacidad de redactarlo.

-¿Comparte la sorpresa de muchos ante el triunfo de Donald Trump?

-Confío en la democracia americana, con historia y contrapoderes que garantizan que no pasen cosas raras. Espero que Estados Unidos no tome una deriva negativa para el mundo.

-¿Debería preocuparnos más Europa, con una Unión en el perfil más bajo de su historia?

-Bueno, vamos a verlo pronto en las elecciones francesas. Europa está en un momento de deriva. Las decisiones no podrán tomarse hasta que no se sepa lo que ocurre con el "Brexit".

-"Brexit" aparte, ¿le parece equilibrada la relación de poder entre los órganos de la Unión y los ciudadanos?

-La UE es una unión de libertades. El libre comercio hace prosperar al mundo. Es cierto que hay que hacer una Europa más de ciudadanos que de burócratas. El euro ha sido un gran invento, nos hace sentirnos más cerca unos de otros.

-Las cosas, según usted, avanzan adecuadamente?

-Por supuesto. Todo es cuestión de aplicar el sentido común, que no tiene por qué ser el lugar común.