Camilo P. V., el santero cubano acusado de diversas estafas por vender a terceros pisos heredados de una rica boticaria gijonesa a sabiendas de que estaban cargados con deudas fiscales, volvió a sentarse ayer en el banquillo de los acusados para hacer frente a una condena -solicitada por la Fiscalía- de tres años y medio de cárcel. A pesar de que el ahora procesado ya fue el protagonista de otros juicios por hechos similares en el pasado -de los que salió absuelto-, esta es la primera que el Ministerio Público considera que existen pruebas suficientes para una condena.

Los hechos que ahora llegan a los tribunales tuvieron lugar en enero de 2012. Fue entonces cuando los Servicios Tributarios del Principado reclamaron a la víctima la gran deuda que pesaba sobre el inmueble que el demandante le había comprado a un tercero, agente inmobiliario, que se había hecho con el piso heredado por el santero cubano. Ese agente también participó supuestamente en la estafa y para él también se pidió ayer una condena de tres años y medio de prisión.

"Cuando heredé los pisos pagué los 750.000 euros que me pedía el Principado por el impuesto de sucesiones, luego no supe más. Le di el inmueble al agente porque tenía deudas con él", aseguró ayer Camilo P. V. El inmueble en cuestión lo había heredado de María del Carmen Repesa, una farmacéutica gijonesa con las que el caribeño mantuvo una relación y que murió en la noche de bodas en Cuba. Su matrimonio nunca llegó a ser reconocido por lo que, una vez anulado el enlace, el impuesto de sucesiones se multiplicó al pasar el acusado de heredar como marido a hacerlo como amigo.