Una amplísima representación de la Asturias política, económica y empresarial se dio cita en la tarde noche del pasado miércoles en el Palacio de la Riega, convocada a festejar el treinta aniversario de una de las empresas señeras de esta región, el grupo TSK. Veintiocho mesas de personalidades relevantes, la mayoría asturianas, alguna foránea, reunidas en el aplauso a una saga familiar exitosa que desde el Parque Tecnológico de Gijón ha dado en pocos años un salto sideral a la conquista de mercados de otros continentes, con una plantilla que supera ya el millar de empleados, la mayoría ingenieros, y unas ventas que al cierre del actual ejercicio superarán los 900 millones de euros.

La lista superó los trescientos invitados, que fueron agasajados con un menú servido por el equipo de Nacho Manzano. Dos consejeros del gobierno regional, los titulares de Industria y Sanidad, Francisco Blanco y Francisco del Busto, respectivamente, flanquearon al presidente asturiano, Javier Fernández, que en la mesa presidencial acompañaban al presidente y al consejero delegado de TSK, Sabino García Vallina y Joaquín García Rico, junto con el presidente del TSJA, Ignacio Vidau; la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, y el edil de Urbanismo, Fernando Couto; Pedro Luis Fernández, presidente de FADE y Santiago García Granda, rector de la Universidad.

En un discurso emotivo, en el que la voz estuvo a punto de quebrarse en varias ocasiones, como cuando recordó a su padre, ya fallecido, y agradeció a su madre, Enedina Vallina, "ser lo que hoy soy", García Vallina hizo memoria de sus orígenes, en la localidad sierense de Celles. Y en su proverbial modestia reconoció que a ser empresario "no se aprende en la universidad, ni tampoco se nace: se hace en el día a día con el trabajo de todos. Sin equipo humano, no hay empresa". Tal rezaba, en uno de los vídeos proyectados durante la gala, uno de los lemas principales de esta firma: "Personas, conocimiento y experiencia, la combinación perfecta". El equipo directivo de TSK estaba estratégicamente distribuido por las distintas mesas, como si fueran los cinco continentes.

De los números y los logros de la empresa se ocupó García Rico, quien recordó que en el año 2000 tomó el camino de la diversificación y la internacionalización. Padre e hijo abundaron en el halago a los trabajadores de TSK, repartidos por medio mundo. Y en la capacidad de la empresa por atraer talento: por cada plaza que la empresa oferta hay quince aspirantes, altamente cualificados.

Nadie desde el estrado escatimó elogios para el empresario de TSK y su obra. Ni el presidente del Principado, ni la alcaldesa de Gijón, ni el presidente de la Federación Asturiana de Empresarios. El jefe del Ejecutivo regional recurrió al estudio de la electricidad y su diversidad de magnitudes para explicar la evolución y el éxito de TSK: intensidad, tensión y resistencia.