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Otro año negro

El asesinato de una joven en Roces y el intento de homicidio de El Natahoyo, los dos casos más graves de los últimos meses

Como en toda estadística, los números en los que se contabilizan las víctimas de violencia de género esconden detrás de su frialdad historias de sufrimiento y dolor. Dos de estas historias conmocionaron el año pasado a la sociedad gijonesa. El suceso más grave tuvo lugar en abril. Apenas cuatro meses después de que comenzara el año el machismo registró su primera víctima mortal: Silvia Hernández, una chica de 34 años que mantenía una relación más que tóxica con el que se convertiría en su verdugo.

Tanto ella como él habían se habían denunciado en varias ocasiones. Las discusiones en el domicilio familiar eran constantes. La víctima llegó incluso a llamar a su abuela horas antes de que su pareja acabara con su vida. Pedía auxilio pero su familiar no pudo dárselo. La joven halló la muerte en el bajo izquierda del número tres de la calle Carpinteros, un escenario en el que los gritos, los trapicheos con droga y la intervención de la Policía Nacional eran algo común, según los vecinos.

Pero éste no fue el único episodio violento del año. En noviembre la Policía Nacional detuvo en El Natahoyo a un hombre acusado de intentar matar a martillazos a su pareja, una mujer natural de un pueblo de Salamanca que había vuelto con el acusado apenas unas semanas antes del intento de homicidio después de pasar tres meses alejada de Gijón. El hombre padecía una depresión y tuvo que ser ingresado varios días en el hospital de Jove después de la brutal agresión. En cuanto recibió el alta hospitalaria y declaró ante la juez de guardia el gijonés fue enviado a prisión provisional acusado de un intento de homicidio. En este caso afortunadamente la rápida intervención de los vecinos que auxiliaron a la víctima hizo que no hubiera que lamentar otra muerte.

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