La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

75.º aniversario de un equipamiento emblemático venido a menos

La estación que parecía un hotel

El edificio racionalista proyectado por los arquitectos Del Busto, padre e hijo, fue inaugurado el 30 de diciembre de 1941 con una misa y un vino español

El edificio de los Alsas pintado por Pelayo Ortega

La estación de autobuses de Alsa (Automóviles Luarca SA) es un edificio emblemático en Gijón por al menos dos motivos. Porque es una obra magnífica de los arquitectos Manuel del Busto Delgado y su hijo Juan Manuel del Busto González, y porque se mantiene operativa desde que fue inaugurada en diciembre del año 1941. Es decir desde hace tres cuartos de siglo.

Sabido es su deficiente estado actual, tras varias vicisitudes durante los últimos años. Por ejemplo el 12 de julio de 2002 una cornisa de hormigón que atravesaba la estación se desprendió provocando unos setenta heridos. La idea generalizada es que una estación de autobuses de nueva factura es necesaria en la ciudad. Hace ya una década que el Ayuntamiento de Gijón aprobó, cuando la nueva estación sea realidad, mantener como patrimonio arquitectónico notable la parte original de la estación que se conserva, es decir la esquina entre las calles Llanes y Magnus Blikstad; en el resto hacer una vía peatonal que una las calles Llanes y Ribadesella, y además construir un bloque de edificios en el resto de lo que hoy son los andenes.

Eso fue hace diez años pero en febrero del año 2016 el Ayuntamiento de Gijón aprobó el nuevo plan urbanístico de la ciudad que, en lo referente a esa zona, "en la manzana de los Alsas" elevaba a 83 viviendas las antes previstas, que eran solamente 52.

Pero nosotros nos detenemos, brevemente, en la historia de esta estación de autobuses que fue construida entre los años 1939 y 1941, en terrenos que eran parte del llamado "prau redondo". La empresa Alsa los había adquirido a una sociedad de nombre Hijos de Agustín Suárez.

Terrenos, en los que se construyó la estación, que en esos años estaban limitados por estas lindes. Por una parte la entrada principal daba directamente a lo que era ya desde unos años antes la plaza de Los Mártires de la Tradición, entonces lugar del rastro, de ferias y de mercados; tengamos en cuenta que el edificio que hoy vemos frente a la fachada de la estación data del año 1963 y es precisamente obra de uno de los autores de la estación, Juan Manuel del Busto, en colaboración con Miguel Díaz Negrete.

Al este tenía y tiene la calle de Magnus Blikstad, a la que mucha gente llamaba todavía (incluso lo vemos los planos municipales) carretera del Obispo aunque ya tenía nuevo nombre desde treinta años antes; por el sur la calle Ribadesella, y por el oeste -por lo que hoy es la avenida de Portugal, entonces Gran Vía al Musel- la estación limitaba con un terreno que era propiedad del Monte de Piedad de Gijón y que en esos momentos ocupaba una fábrica de chocolates propiedad de Maximino Miyar; años más tarde en esa zona estuvo la fábrica también chocolatera de La Herminia.

La estación de Alsa, de estilo racionalista, llegaba al barrio en el año 1941, en plena posguerra. Con un Gijón que ya superaba los 100.000 habitantes, y se unía a un edificio cercano como es La Gota de Leche, del año 1922, pero todavía no existía la Escuela Maternal, hoy Antiguo Hogar, que fue realidad ya avanzada la década de 1940.

Una función principal de la estación de autobuses era evitar la imagen de muchos coches de línea estacionados en varios lugares de la ciudad, sobre todo en El Carmen, en la calle de Álvarez Garaya, y en la plaza de los Mártires. La nueva estación logró congregar a muchos de esos viajeros y de hecho pasó a concentrar el 80 % de los transportes por carretera desde Gijón. En un lugar, además, ciertamente privilegiado: cercano a la estación de ferrocarril de Langreo, no muy lejos de la del Norte y de El Muelle, y bien comunicada con las salidas a Oviedo, Pola de Siero y Villaviciosa.

La estación se inauguró oficialmente el martes 30 de diciembre de 1941. Muchos datos sobre la ceremonia en ese penúltimo día del año 1941, ahora hace setenta y cinco años, podemos consultar en los periódicos locales de la época. En la nave destinada a garaje se colocó un altar y tras la misa se cortó una cinta con los colores nacionales, y "en las oficinas de la planta principal se sirvió una copa de vino español". Nos cuenta la prensa que "los locales se hallaban adornados con plantas y flores traídas ex profeso de Luarca, y con el retrato de S. E. el Generalísimo", y que luego la empresa Alsa invitó, "a una comida íntima en el restaurante Mercedes a las autoridades civiles, militares y religiosas asistentes al acto". Es curioso que en ningún periódico figure si los arquitectos autores de la estación -los Busto padre e hijo, 67 y 37 años- asistieron al acto, y sí leemos que "la estación tiene el aspecto exterior de un gran hotel".

Para entender la magnitud del edificio nos remitimos a la consulta de algunos estudios publicados. Sobre los orígenes de la estación destacamos el trabajo que Alfonso Palacio Álvarez publicó en el número 2, año 2001, de la revista "Ástura. Nuevos Cartafueyos d'Asturies", de título "La estación de autobuses Alsa en Gijón (1939-1941)"; Alfonso Palacio es desde el año 2013 director del Museo de Bellas Artes de Asturias. También los estudios sobre los Busto, padre e hijo, de Héctor Blanco y de Rosa Faes, y los de Joaquín Aranda sobre la arquitectura racionalista.

Nosotros apuntamos varias cosas. Una que la estación tenía, y tiene, un edificio de dos plantas para oficinas, y que la entrada para pasajeros era por la calle de Magnus Blikstad. Así fue hasta hace pocos años. Para los autobuses la salida, como ahora mismo, estaba por un portón en la fachada principal por la calle Llanes, y la entrada por la calle Ribadesella. En la calle de Magnus Blikstad había otra entrada para acceder a los dos pisos y allí había unas salas dedicadas a "sanatorio quirúrgico", con salas de curas, aparatos de rayos X, dormitorios, quirófanos... Fue utilizado, por ejemplo, para el reconocimiento médico de los trabajadores del puerto de El Musel. Recibía el nombre de Sanatorio de Nuestra Señora del Carmen.

Magnífico letrero en la fachada principal diseñaron los Busto, con esas letras en rojo, en mayúsculas, tan modernas, tan de los Busto... Recuerdan tipografías similares en obras de los mismos arquitectos en locales anteriores. Como los casos del Cine Natahoyo (1932), Cine Roxy (1932) que luego se llamó Cine Roma, Clínica Villamil (1932) que luego fue el Sanatorio de Begoña, Café Manacor (1934), Cine Avenida (1935), o Almacenes La Sirena (1938).

Un símbolo la estación de Alsa en esa parte de Gijón que llamamos El Humedal, Laviada e incluso "zona de los Alsas", y con una llamativa torre-reloj en la esquina. Desde muchos años sin reloj...

Compartir el artículo

stats