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Los olvidados de La Résistance

El Grupo Eleuterio Quintanilla prepara una exposición sobre los exiliados republicanos asturianos que lucharon contra la Alemania nazi en la Aquitania

Ángel Villar Tejón, en una fotografía del año 2012.

Ángel Villar Tejón falleció el pasado 13 de diciembre en la Gironde, departamento francés situado en el sudoeste del vecino país, cuya capital es Burdeos. Tenía 94 años de edad y había nacido el 19 de julio de 1922 en Moreda de Aller. En internet aún se puede consultar su ficha de encausado por el tribunal especial de represión de la masonería y del comunismo, creado por el franquismo tras la Guerra Civil.

En cambio, Ángel Villar Tejón estaba en posesión (como su esposa, Juliana Berrocal) de la Medalla de la Ciudad de Burdeos y existe la posibilidad de que reciba, a título póstumo, la Legión de Honor, la distinción más importante que concede la República Francesa "a hombres y mujeres, ya sean franceses o extranjeros, por méritos extraordinarios realizados dentro del ámbito civil o militar en ese país".

¿Dónde está la paradoja? En la malhadada y todavía no bien contada historia de los miles de republicanos españoles que, exiliados en Francia tras la derrota en la Guerra Civil, se convirtieron en uno de los pilares de las llamadas Fuerzas Francesas del Interior (FFI), coloquialmente La Résistance (una amalgama de grupos de distintas ideologías políticas que combatieron la ocupación de Francia por la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial). Los españoles lucharon, especialmente, en la zona del Midi, y entre sus jefes hay que contar con varios asturianos.

Para arrojar más luz sobre las vidas y los hechos de armas protagonizados por los asturianos que formaron parte de La Résistance, el Grupo Eleuterio Quintanilla, en el que se integran casi una veintena de profesionales de la educación y que pertenece a una sección del Ateneo Obrero de Gijón, está comenzando a preparar una exposición con el propósito de que pueda verse después del próximo verano, cuando se cumpla el 80.º aniversario de la caída del Gijón republicano (el 21 de octubre de 1937) en manos del ejército nacional. El gijonés Eleuterio Quintanilla, anarquista y pedagogo, fundador de la Escuela Neutra en su villa natal, falleció en Burdeos en 1966, donde vivía exiliado.

Rosa Calvo Cuesta forma parte del Grupo Eleuterio Quintanilla y es la encargada de los contactos en Francia para pergeñar los contenidos de la exposición sobre los asturianos de La Résistance que combatieron en la zona de la Aquitania, en estrecha colaboración con Jean-Pierre Darmendrail, un profesor de Historia francés que mantiene buenos vínculos con las asociaciones de antiguos combatientes españoles contra el nazismo como "¡Ay, Carmela!".

La idea de la exposición surgió, explica Rosa Calvo, de otra muestra preparada por el Grupo Eleuterio Quintanilla, la denominada "Refugiados, bienvenidos", "en la que uno de los paneles trata sobre el exilio de españoles tras la retirada de 1939".

Además, la exposición pretenderá mostrar a la opinión pública, subraya Rosa Calvo, que "el Gobierno asturiano hace oídos sordos desde hace años a la demanda de numerosas asociaciones relacionadas con la recuperación de la memoria, como FAMYR, que piden que sean reconocidas como hijos predilectos de Asturias o se les conceda una medalla del Principado, un puñado de personas republicanas que, en el exilio, siguieron una lucha ejemplar contra el fascismo, entre ellas Ángel Villar Tejón, Aladino Castro, Vicente García Riestra, José Antonio Alonso Alcalde, "comandante Robert", Felipe Matarranz, "comandante Lobo", Cristino García (el más conocido de los guerrilleros asturianos y fusilado en Madrid en 1946) o Ángeles Álvarez Fernández".

La mayoría ya no están en el mundo de los vivos. Por ejemplo el entreguín "comandante Robert" falleció en diciembre de 2015. Había sido jefe de estado mayor de una brigada de guerrilleros españoles con la que liberó la ciudad de Foix. Era oficial de la Legión de Honor y tenía la Orden Nacional del Mérito, entre otras condecoraciones. Desde el año 2013 un parque de Gijón lleva su nombre.

Ángel Villar Tejón era conocido como "El Ruiseñor" por sus buenas dotes para cantar. Hijo de un cartero, relata Rosa Calvo, con 16 años se unió a la causa republicana durante la Guerra Civil. Al final de la contienda, en la primavera de 1939, se exilió en Francia, como varios cientos de miles de republicanos, que se unirían a la defensa del país tras estallar la guerra con Alemania en septiembre del mismo año.

Con la derrota y capitulación de Francia, en junio de 1940, el ejército alemán ocupó Burdeos y meses después comenzó la construcción de una base para los submarinos de la Kriegsmarine en el estuario de la Gironda, como otras que se levantaron en distintos puertos atlánticos franceses: La Pallice, Lorient, Brest o Saint Nazaire. Miles de republicanos exiliados españoles fueron la mano de obra obligada, entre ellos Ángel Villar Tejón, que en 1944 era electricista, pero también el jefe de la resistencia española en la base de los sumergibles.

A finales de agosto de 1944, cuando estaba próxima la derrota alemana en Francia tras los desembarcos aliados a partir del 6 de junio en Normandía, la 31.ª Brigada de guerrilleros, que mandaba el español Eduardo Casado, "Barbas", entró en Burdeos. Se acordó entonces con Ángel Villar y otros resistentes realizar una maniobra de diversión, el 27 de agosto, para permitir retirar las cargas explosivas colocadas por los alemanes en el llamado puente de piedra (Pont de Pierre) sobre el río Garona y evitar así su voladura.

Uno de los guerrilleros que consiguió retirar las cargas fue Pablo Sánchez, pero murió en la acción por disparos alemanes. Los testimonios de Ángel Villar y Juliana Berrocal, que le vieron morir, fueron clave para que el Gobierno francés, el 3 de septiembre de 2014, concediese a Pablo Sánchez el título de "Muerto por Francia", una reivindicación largamente solicitada por las asociaciones de antiguos combatientes y resistentes del departamento de la Gironde.

Y es que bien pronto en Francia se quiso olvidar la contribución de los exiliados republicanos españoles a la liberación. Robert Gildea, que es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Oxford (Inglaterra), afirma en su libro "Combatientes en la sombra. La historia definitiva de la Resistencia francesa", publicado en castellano en octubre de 2016, que "para hacer frente al trauma de la derrota, la ocupación y una guerra civil en potencia, los franceses desarrollaron el mito fundacional de la Resistencia (...) Se consideraba que, a pesar de que los franceses estuvieran militarmente en deuda con los aliados y con algunos extranjeros que habían participado en la Resistencia, el pueblo francés se había liberado a sí mismo y había sido capaz de restaurar su honor nacional, su autoestima y su unidad".

Es conocido el episodio protagonizado por el general Charles de Gaulle a finales de agosto de 1944 en Toulouse, en su intento, escribe Gildea, de "recuperar la historia de la Resistencia para los franceses y solo para ellos", cuando, con evidente enfado en medio de una parada de las Fuerzas Francesas del Interior, "entre las que había republicanos españoles que estaban orgullosos de desfilar ante De Gaulle, pese a no tener uniformes y lucir cascos alemanes pintados de color azul", pregunto, "desconocedor de la dimensión internacional de la Resistencia: 'Por qué han venido a molestarnos estos españoles desfilando con las FFI?'".

Desde hace varios años en Francia se está recuperando la memoria de los españoles que lucharon y murieron por la liberación del país. En España aún son unos olvidados, aunque, en el caso de los asturianos, hay contribuciones para sacarlos del olvido como el documental "34-54. Diez asturianos en el exilio francés", que realizó el mierense Alberto Vázquez García.

Uno de los diez es Ángel Villar Tejón, a quien le dieron el último adiós en la Gironda con "El himno de Riego" y "En el pozo María Luisa" interpretados con gaitas.

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