La situación se ha vuelto tan insostenible que las empleadas de las cafeterías de la Escuela de Marina Civil y el Aulario Sur de la Escuela Politécnica de Ingeniería se plantean ir a la huelga de forma indefinida. El motivo, las "constantes provocaciones" de la empresa concesionaria del servicio, sobre la que la Universidad ya ha iniciado un proceso de rescisión del contrato y que, paradójicamente, plantea ahora un expediente de regulación de empleo (ERE).

El proceso de rescisión es largo y, aunque ya está en marcha, las trabajadoras aseguran que ya no pueden más, porque entre otras cosas, "llevamos tres meses sin cobrar y bajo una presión insoportable; una compañera tuvo que dejar el puesto de trabajo por una crisis y de ansiedad y así no podemos seguir", denuncian. Ayer mismo mantuvieron una reunión con representantes sindicales de Comisiones Obreras, con los que debatieron las acciones de protesta que podrían poner en marcha, y que pasarían por una huelga de carácter indefinido.

Además de no haber cobrado sus nóminas desde el pasado mes de noviembre, las ocho empleadas en activo ahora mismo denuncian que la situación de precariedad hacia los clientes continúa, porque "no se paga a los proveedores y no tenemos materias primas, apenas podemos ofrecer un café", lamentan. Los alumnos y personal de las Escuelas han querido sumarse a las acciones de queja de las trabajadoras, algunas de las cuales llevan 25 años de labor en las cafeterías del campus, con un "boicot" a las cafeterías, no consumiendo en ellas como medida de presión. Inmersa en el proceso de rescisión del contrato desde la Universidad, la concesionaria ha llegado a hablar de proponer un expediente de regulación de empleo alegando que necesita precisa despedir a tres o cuatro personas para ajustar la plantilla al nivel de ingresos, con lo que "lo que vemos es que trata de liar las cosas y buscar una compensación económica", sostienen las trabajadoras.

Irregularidades

Las quejas de las empleadas vienen sucediéndose desde el principio del cambio de concesionaria, momento en el que, como aseguran, empezaron a ser víctimas de "hostigamiento y acusaciones falsas" por parte de los nuevos concesionarios. Los problemas empezaron "ya el primer día", el pasado 17 de octubre de 2016, habida cuenta de que la subrogación del contrato se realizó a nombre de otra empresa diferente a la que ganó la concesión por concurso.

A ello se añade que desde ese momento las trabajadoras comenzaron a recibir cartas de amonestación y "acusaciones injustas" que incluyen "asegurar que falta dinero de la caja, o que salimos del puesto de trabajo antes de la hora, lo que es absolutamente falso", afirman con evidente enfado.

Dada la situación y ante la falta de información requerida a la empresa, la Universidad decidió a finales del año pasado iniciar el expediente para rescindir el contrato, pero en vista del "constante acoso" laboral a que se ven sometidas,, las trabajadoras han decidido ir a la huelga.