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NATALIA FERNÁNDEZ JIMENO | Investigadora y filósofa de la Universidad de Oviedo

"Investigar el útero artificial o la píldora masculina hará que la sociedad progrese"

"La ciencia no es aséptica, aunque la hagan mujeres incorporan los valores imperantes, que sí son machistas"

Natalia Fernández Jimeno, ayer, en el Antiguo Instituto. JUAN PLAZA

La investigadora de la Universidad de Oviedo Natalia Fernández Jimeno impartió ayer la conferencia, "¿Y si naciésemos de huevos? Modulaciones de la identidad en cuerpos sexuados" del ciclo "Identidades y Tecnologías" que programa la Sociedad Asturiana de Filosofía en el Antiguo Instituto.

-No había alcanzado un quórum el ser humano sobre qué fue primero, si el huevo o la gallina, y ahora usted plantea "¿Y si naciésemos de huevos?" ¿A dónde quiere llegar?

-No es mía, viene en un blog de la Universidad de Oxford, de Julian Savulescu, que se plantea esa cuestión, un mundo, con otra raza similar a los humanos, que los fetos se desarrollan como las aves, por huevos.

-¿Y esto para qué?

-Los científicos de ese mundo piensan en si tienen tecnología suficiente para que el desarrollo embrionario se dé dentro del cuerpo. Entonces, investigan ventajas e inconvenientes del desarrollo dentro del cuerpo y concluyen que es mucho más nocivo para el cuerpo. Para los humanos, gestar un embrión y luego un feto supone un parón en la vida profesional y eso es algo a lo que los hombres no se enfrentan.

-¿Liberar a la mujer del embarazo?

-Gracias a los avances en biomedicina se está acortando el tiempo de viabilidad fetal, actualmente en la semana 22. Hemos logrado conseguir la implantación uterina a través de las técnicas de reproducción asistida. La tecnología permitirá estrechar más esa horquilla. Bien, ¿y si hubiese un útero artificial? Beneficiaría a los humanos.

-Más a la mujer, ¿no?

-Principalmente. Pero también a otros colectivos como varones solos que quieran tener hijos, mujeres y varones en pareja homosexual o personas con algún problema reproductivo que no puedan albergar y de ahí que recurran a la maternidad subrogada o técnica de subrogación que hoy día está en cuestión. Con un útero artificial no necesitaríamos madres de sustitución.

-Igual que de óvulos o semen, ¿propone un banco de úteros?

-No sé si sería tanto un banco como la posibilidad de que en un hospital hubiera útero artificial en que se desarrollara.

-Sigue a Judy Wajcman (Australia, 1950), la filósofa que acuñó el término "tecnofeminismo". ¿Qué persigue?

-Es un planteamiento constructivista y feminista de la ciencia y tecnología. Plantea que tanto el género como la tecnología son sistemas cambiantes y fluidos que se coproducen, se forman juntos. Esto recoge las críticas a la tecnociencia, como los rasgos opresivos de la tecnología, pero también la idea de que los seres humanos tenemos un papel a la hora de conformar la tecnología, es la idea de que podemos transformar la tecnología y hacerla más liberadora.

-¿En beneficio de la mujer?

-Sulamith Firestone, en 1976, planteó que la tecnología un día liberaría a las mujeres de la carga de gestar. La tecnología puede mejorar a las personas.

-Ese punto de partida ¿implica asumir que la mujer está en desventaja desde que nace?

-Sí y no. Vivimos en una sociedad con gran presión por la carrera profesional, capitalista, que apremia tener un trabajo y sin ayudas sociales. Si viviéramos en una sociedad con asistencia social de verdad no tendría por qué ser así. Depende del contexto social pero hoy, aquí y ahora sí es una desventaja.

-¿Ese cambio de rol lo debe liderar la Filosofía?

-La Filosofía tiene un papel reflexivo. Los filósofos y filosofas deben inspirar, y dar ejemplo pero no asumir ser héroes de nada. Es la sociedad la que debe dar el cambio, en su conjunto. Género y tecnología son sistemas que se coproducen. Yo estudio esto aplicado a las tecnologías reproductivas, el fenómeno que tiene que ver entre las usuarias de las técnicas y las técnicas. La maternidad tiene sus satisfacciones y sus frustraciones.

-¿No está aceptado socialmente que una mujer no sea madre?

-No. De hecho estas técnicas tienen como papel principal reforzar la ecuación madre mujer. Refuerzan, la idea de que ninguna mujer se puede escapar al mandato de ser madre. Lo que puede parecer liberador igual tiene por debajo mecanismos de poder y opresivos. Como con la píldora anticonceptiva.

-¿Qué le parecen?

-Si pregunta a una feminista entrada en edad, que vivieron de jóvenes su aparición, dirá que fue una liberación que les permitió tener una vida sexual y reproductiva, controlar sus cuerpos. Hoy grupos de chicas jóvenes critican que la píldora les baja la libido y otra serie de problemas.

-¿Cada paso en esta línea va en perjuicio de la mujer?

-La pregunta es por qué no se siguió desarrollando la píldora anticonceptiva para hombres. ¿Por qué hay tantas reticencias? La ciencia no es solo que sea machista, tiene esos guiones de género, incorpora valores. La ciencia no es aséptica y no es solo que la hagan hombres, aunque la hagan mujeres incorporan los valores imperantes de la sociedad que sí es machista. La ciencia y la tecnología son el reflejo de nuestra sociedad. Investigar el útero artificial o la píldora masculina hará que cambie la sociedad, demandar e invertir dinero en eso, y que lo logremos, hará que la sociedad progrese.

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