La fecha ya está apuntada en el calendario: el próximo 31 de enero Ángel Torres cerrará para siempre su notaría, situada en la plaza Seis de Agosto. El fedatario cumplió 70 años el pasado día 7 y eso, tal y como ayer refleja el Boletín Oficial del Estado, le obliga a retirarse. "Yo por mí seguiría pero la ley está hecha así", reconocía ayer Torres desde su despacho. Una oficina en la que a día de hoy se acumulan más de un millar de escrituras fruto de cuatro décadas de trabajo.

Ahora, con el ajetreo de los últimos días en los que el notario intenta dejar "todos los papeles preparados", a Torres le toca echar la vista atrás. "Al final hago un buen balance de mi vida profesional. Me lo he pasado muy bien en la notaría y he ayudado a muchos amigos. Me conoce mucha gente en la ciudad", relata, haciendo hincapié en que a pesar de que por ley debe dejar de ser notario no va a dejar de trabajar. "Buscaré algo más relajado, me haré asesor o algo así. Lo único que exigiré es no entrar a trabajar antes de las diez de la mañana", confiesa con una sonrisa en la boca.

Torres dedicará las próximas semanas a trasladar todos sus libros de apuntes, las pólizas de los clientes y los historiales que guarda con celo en su oficina a la notaría de Javier Nogales, la que a partir de ahora se hará cargo de cuidar los expedientes que deja atrás este notario.

Con el cierre de su oficina, Ángel Torres reconoce que deja atrás también "algún que otro sinsabor". Y es que si se le pregunta qué aspectos de su vida profesional fueron los más "desagradables" su respuesta es inmediata: "La traición de mi exsocia Carmen Moriyón y la apropiación indebida que cometieron dos personas en las que confiaba". El notario protagonizó en los últimos años dos destacadas informaciones del ámbito de los tribunales. En 2012, la Fiscalía y el propio Torres sentaron en el banquillo a dos extrabajadores de la notaría que durante años se quedaron con dinero que el fedatario guardaba en su caja fuerte. En total consiguieron apropiarse de 700.812 euros. Los exempleados fueron condenados a tres años y seis meses de prisión en una sentencia ratificada por el Tribunal Supremo en junio de 2013. El desfalco, unido a la reducción de la carga de trabajo como consecuencia de la crisis, llevó al despacho de Ángel Torres a entrar en concurso de acreedores. Fue un bache económico que la finalmente se superó en el año 2012.

El segundo juicio protagonizado por el notario tuvo lugar hace apenas dos años. Entonces fue él quién se sentó en el banquillo de los acusados. Allí le llevó la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón. Ángel Torres fue condenado al pago de una multa de 1.500 euros después de que los tribunales consideraran probado que había amenazado a la regidora en un acto público que tuvo lugar en el Antiguo Instituto. Pero para Torres ese asunto está ya superado. "Lo único que quiero es celebrar mi retirada con mis amigos", señala el notario. Para despedirse por todo lo alto también tiene fecha: lo hará el día 10 en una fiesta que se celebrará en el Albeniz.