La jornada escolar se prolongó más de la cuenta el pasado viernes en el colegio Monte Deva. Y lo más extraordinario es que lo hizo por la voluntad que pusieron una docena de profesores y más de 70 alumnos que quisieron pasar más horas de las lectivas dentro del centro educativo. Y es que las instalaciones del colegio permanecieron abiertas durante doce horas en la madrugada del viernes al sábado. El objetivo del claustro de profesores era dar una alternativa de ocio nocturno a los alumnos de cuarto de la ESO y de los dos cursos de Bachiller.

"La iniciativa surge de la preocupación del profesorado al ver cómo las nuevas generaciones tienen menos desarrollada la capacidad de implicarse y entregarse con ilusión y trabajo en iniciativas propias o ajenas, motivadoras, que excedan lo meramente académico y de la experiencia de que cuando lo hacen lo disfrutan y se produce la magia del verdadero aprendizaje", señaló explicando la actividad uno de los organizadores de esta iniciativa bautizada con el nombre de "Abierto hasta desfallecer", Ignacio Elola. "Queremos intentar transmitir a nuestro alumnado que vivir comprometidos con lo que somos y con lo que hacemos es un modo de vida que lleva a la felicidad", añadió el profesor haciendo hincapié en que el colegio debe ser un lugar de encuentro y no sólo un espacio académico.

Pero ¿qué hicieron los alumnos tantas horas dentro del colegio? De todo menos aburrirse. El programa de actividades de la noche comenzó con una cena conjunta a las nueve y cuarto del viernes. Hasta las ocho y media de la mañana de ayer sábado los participantes en este "maratón" tuvieron tiempo para hacer deporte, ver películas, participar en competiciones de videojuegos o realizar talleres.

En la última parte de la noche, los alumnos tenían la opción de participar en seis actividades distintas. Cada estudiante podía elegir entrar en una. Lo único obligatorio era permanecer más de 45 minutos en cada taller, algunos de ellos impulsados por los propios escolares.