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Altos vuelos desde Pumarín

El criador gijonés Pablo Pandiello conquista a expertos en ornitología con dos de sus periquitos australianos, segundo y tercero en el último certamen mundial

El criador gijonés Pablo Pandiello conquista a expertos en ornitología con dos de sus periquitos australianos

El criador gijonés Pablo Pandiello conquista a expertos en ornitología con dos de sus periquitos australianos

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El criador gijonés Pablo Pandiello conquista a expertos en ornitología con dos de sus periquitos australianos I. PELÁEZ

Era verano cuando el gijonés Pablo Pandiello Celorio se encontró a los doce años un gorrión herido en su casa del pueblo, en Ribadesella. Fue "Pichi", así lo bautizó en honor al ave que hacía compañía a Heidi en la montañas suizas, el primer pájaro a su cargo sin imaginar siquiera que varios años después su afición le haría subcampeón del mundo de ornitología. "Ni siquiera hace un año cuando empecé a concursar", matiza con sinceridad.

Su entorno asegura que los pájaros "son su vida". Una pasión que le trae muchas alegrías desde que el año pasado se armó de valor. Acudió a Santander a un certamen aviar y al contemplar los ejemplares expuestos reflexionó. "¿Y por qué no participo yo si mis periquitos son más guapos", pensó. Ni corto ni perezoso se enroló en una aventura internacional y en enero de 2016 viajó hasta Portugal a la cita mundial. Allí logró el tercer puesto con un macho pío dominante azul que ha dado descendientes notables. Luego acaparó 13 medallas en el concurso internacional de Palencia y hace unos días mejoró sus resultados en el 65º. Campeonato Mundial de Ornitología celebrado en Almería. "Al llegar y ver la competencia pensé, esta vez aquí no hacemos nada", confiesa. Pero no fue así y le volvió a sonreír la suerte.

Desde su centro de operaciones -un local en el barrio de Pumarín donde prima el orden y la pulcritud y en la que se hospedan 140 periquitos de todos los colores posibles- partieron rumbo a la ciudad andaluza cinco de sus ejemplares en perfecto estado de revista. Los pulveriza con sales de baño y agua caliente por todo el cuerpo y aceite de oliva en el pico y las patas para que estas queden brillantes e hidratadas. Incluso les depila pluma a pluma con una pinza. Todo preparativo es poco para que el jurado examine el color, su postura, el tamaño, el plumaje y la armonía, es decir, su saber estar en la jaula. Si revolotea se acabó la competición por que sería descalificado.

De los cinco candidatos dos lograron medalla en sendas categorías. El que rozó con el pico el triunfo en su rama fue el periquito australiano de la mutación pío dominante verde. Se quedó a un sólo punto del ganador, un portugués. Pandiello logró también la medalla de bronce con una variante de pío dominante, en este caso azul. Ambos son campeones de España en su categoría. Puestos meritorios en una cita que congregó a más de 3.000 criadores y casi 26.000 pájaros. "Pasé muchos nervios, diez días en casa de ansiedad hasta que salieron los resultados definitivos; comenzaron a felicitarme por Facebook y no entendía por qué", reconoce.

A sus 40 años Pablo Pandiello disfruta de sus pájaros, ahora en época reproductiva en un local de escasa amplitud. Son 32 jaulas que albergan 36 parejas. Se calculan unas tres puestas por hembras y ahora ya hay algunas incubando los huevos. Esta labor requiere un control. "Las hay que dejan de incubar porque vuelven a estar pronto en celo y se olvidan antes de que rompan el cascarón, yo siempre compruebo la temperatura de los huevos, si están templados o enfriándose los saco y los pongo en el nido de otra hembra", desvela Pandiello. Una labor que requiere dos o tres visitas al día. "Llevo criando desde 2003, es un trabajo duro y por el que no ganas dinero, sólo la satisfacción de recibir los premios", confiesa.

"Sigo buscando el pájaro perfecto". Es el objetivo de este criado aviar de periquitos que ha puesto toda la carne en el asador, emparejando machos y hembras, para lograr un periquito australiano de la mutación pío dominante azul con la cara amarilla para seguir en esta disciplina ornitológica en la que Pablo Pandiello vuelta alto.

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