En el sótano de un hospital comarcal, un forense se encuentra ante un caso extraño. Jamás se ha enfrentado a algo así. "¿Es posible que lo que parecía una simple autopsia pueda poner punto final a su reputada carrera?", se pregunta la escritora Carlota Suárez García (Gijón, 1977) para dar a conocer su novela "Tinta. Una muerte inexplicable". Suárez ha participado en varias antologías poéticas con otros autores y publicado relatos bajo el seudónimo de Lucía Sugar. Su ópera prima de misterio, autofinanciada, se presentará el jueves 9 de febrero en el Centro de Cultura Antiguo Instituto Jovellanos a las 20 horas.
-¿Su libro es como jugar al "Cluedo"?
-Un poco sí. La trama se desarrolla en Gijón durante la última semana de febrero de 2012 y está escrito en primera persona. El lector conocerá los hechos a través de los ojos de tres personajes diferentes que lo viven de forma distinta. Tendrá que unir todas las piezas como toda buena novela de misterios. A lo largo del libro voy dando pistas.
-¿Quiénes son los sospechosos?
-Son tres personajes principales y otros dos más que son el forense, en el prólogo, y el psiquiatra, en epílogo. Los que te cuentan la trama son Sofía, una niña pija y frívola, egocéntrica que la quieres y la odias; un escritor, muy neurótico, con una patología psiquiátrica, y un personaje más moderado que es Soledad, la médica de urgencias, pero es médica porque siempre hace lo que le dice todo el mundo.
-Si todo es ficción, ¿por qué desarrollarlo en Gijón?
-Soy muy minuciosa con la documentación y jamás escribo sobre un sitio donde no haya estado previamente. De hecho, aunque la trama principal es en Gijón se desarrolla en más sitios con "flashback". Sólo hay un sitio que se llama "Resaca" que está en la Manga del Mar Menor que no existe, pero lo necesitaba. Cogí un pueblo castellano, le metí un toque valenciano y me lo llevé a Murcia.
-Todos tienen pistas pero ninguna sabe resolverlo. ¿Es una crítica al individualismo?
-Podría ser, pero no. Hay lectores que cuando terminen con el último personaje lo pillarán al vuelo, sobre todo los que me conozcan mucho a nivel de escribir, pero decidí que otros lectores necesitan otro poco más de explicación y por eso metí el epílogo y me pareció interesante que fuera un psiquiatra.
-Mientras escribía la historia, ¿ha cambiado en quién era el asesino?
-Nunca. Leyendo "Mientras escribo", de Stephen King, aprendí un montón de cosas. Cosas que yo hacía sin saberlo igual que él y vi que era una técnica, un sistema de escritura que yo tengo interiorizado. Mi técnica es que siempre tengo dos ideas, una idea principal y otra final. Puede haber una idea muy buena, pero si no tengo dos no se da la circunstancia de que pueda hacer una novela. Necesito saber dónde voy a llegar para ponerme a escribir.
-¿No teme que el lector, presa de la intriga, se vaya al final?
-Mis lectores alfa dicen que engancha la historia para que eso no pase. Creo que "Tinta" es la novela que me gustaría leerla. Tiene influencias de novela nórdica y un tema un pelín fantástico con mucha fuerza.
-¿Debuta en el misterio?
-Es la primera vez publicando el libro. Colaboré con otros escritores y llevo mucho tiempo escribiendo. Hace unos años empecé autoeditándome, pero bajo el pseudónimo de Lucía Sugar, que tiene mucho éxito en Argentina, Chile y en México. Son otro tipo de lector, es envidiable lo mucho que leen, pero distinto. Aquí, con "Tinta", escribí lo que a mí me gusta leer.
-Escribir por el interés del público y no el suyo. ¿No es defraudarse a uno mismo?
-La prueba más clara está en que esta vez el libro lo firma Carlota Suárez y no Lucía Sugar. El seudónimo fue una necesidad de escribir relatos profundos de cosas que me parecían injustas.
