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La Figura De La Semana | FLORENTINO VILLABONA | "NÚMERO DOS" DE LA POLICÍA A NIVEL NACIONAL

Un capitán neutro para un barco sin timón

El gijonés recién elegido director adjunto operativo de la Policía Nacional tiene sólo diez meses para redirigir una institución con 75.000 funcionarios

Un capitán neutro para un barco sin timón

Si algo tenían claro en la Policía Nacional es que un buque del que dependen más de 75.000 funcionarios repartidos por toda España no podía seguir sin capitán ni un minuto más. El año de gobierno en funciones y la falta de acuerdo de los políticos obligó en 2016 a posponer decisiones "muy importantes". Unas decisiones que ahora se han puesto en manos de Florentino Villabona, un gijonés con casi cuatro décadas de experiencia policial al que el Gobierno nombró a finales de enero para el cargo de director adjunto operativo del Cuerpo Nacional de Policía. O, lo que es lo mismo, "supercomisario", el número 2 de la institución: el cargo más alto reservado a funcionarios del cuerpo

En los pasillos de las comisarías de toda España ya se conoce a Villabona como "Tino el Breve". El mote tiene una explicación sencilla. El gijonés asumirá su nuevo cargo cuando sólo le quedan diez meses para jubilarse. Sus defensores reivindican su honestidad a la hora de asumir esta responsabilidad y destacan el acierto del Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy de haber escogido para el puesto a una persona poco marcada políticamente y que, tal y como aseguran sus conocidos, "no dará excesivos quebraderos de cabeza en un momento de incertidumbre política en el que los acuerdos son más que necesarios". Entre sus conocidos nadie duda de que Villabona aportará "neutralidad política" -a pesar de que ocupó un cargo político de responsable de seguridad en el Ayuntamiento de Málaga gobernado por el Partido Popular hace poco más de cinco años-. Sus amigos reconocen que el gijonés aprovechará su cargo para "hacer limpieza".

Aficionado al fútbol -sobre todo al Sporting-, deportista amateur en sus "tiempos mozos", casado con una cordobesa y padre de dos hijas, la historia de Florentino Villabona en la Policía Nacional comenzó en el año 1978. Fue entonces cuando el gijonés se acercó por primera vez a una institución que por aquel entonces en poco se parecía a la que va a dirigir a partir de ahora. Villabona se preparó las oposiciones -como un alto porcentaje de los policías asturianos-, en la Academia Nacional del paseo de Begoña. Desde entonces poco más se supo en Gijón de este funcionario -conocido también por ser el hermano de Valentín, el dueño del restaurante Las Delicias.

Su primer destino con el cargo recién jurado le llevó a la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de Navarra. En diciembre de 1991 Villabona ascendió a inspector jefe, en 1997 pasó a ser comisario -ejerciendo como jefe superior de Melilla-, y en 2012 logró convertirse en comisario principal y empezó a "tocar poder" como comisario general de Seguridad Ciudadana. A partir de ahí a Villabona ya sólo le quedaba un peldaño profesional que subir: el de lograr convertirse en el "numero dos" de la Policía Nacional. El gijonés lo ha conseguido ahora, apenas unos meses antes de que el próximo enero le toque dejar la placa encima de una mesa para siempre.

Sus idas y venidas por España le han permitido a Villabona conocer de cerca los operativos de la lucha antiterrorista o participar en temas mediáticos como el "caso Melody", el de la niña secuestrada en Estepona. Pero, como no podía ser de otra manera, su gestión también tiene sombras. Esas que se encargan de sacar a la luz quienes menos simpatizan con él o los que apuestan por quienes quisieron ocupar su puesto, lucharon por él y no lo consiguieron.

En el capítulo de los recuerdos poco favorables se sitúa la colisión que vivió con todos los sindicatos del cuerpo en 2014. Por aquel entonces los representantes de los funcionarios pidieron la dimisión de Villabona después de que 67 agentes resultaran heridos durante su intervención contra los disturbios que se habían provocado en las "Marchas de la dignidad" en Madrid. Aquella polémica Villabona la acalló como él suele hacerlo todo: de forma discreta, sin levantar mucho la voz y navegando contra corriente. Como el capitán que ahora todos esperan que sea llevando a buen puerto el enorme buque que supone la Policía Nacional.

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