Era "la fiesta de Joaquín" porque el jugador del Sporting llegaba a su partido 468 en Primera División, y llegaba en plena forma, decisivo en el triunfo ante el Sevilla en El Molinón. Por dos goles a uno, goles sportinguistas de Luhovy y Iordanov. "Joaquín estuvo colosal. Jugó al balón con sentido, jugó al ataque y desbordó continuamente a los contrarios. Un partido digno de su inigualable trayectoria". Joaquín había debutado con el Sporting en agosto de 1976 y "llega a 1992 tan fresco como cuando debutó".