La red municipal de bibliotecas de Gijón ofrece un servicio de calidad a sus usuarios, con unos niveles de "satisfacción" expresados por las personas consultadas mejores que los índices medios españoles. Pero hay que ir hacia un "nuevo modelo" por los desafíos de la sociedad digital. De lo contrario, se corre el peligro de hacer de estos centros de cultura y sociabilidad meros "almacenes de libros".

Son algunas de las conclusiones del estudio hecho por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez (FGSR), según encargo de la Fundación Municipal de Cultura por mandato de la Corporación gijonesa tras un acuerdo plenario de noviembre del 2015. La FSGR, fundada en 1981, es una referencia en la elaboración de informes sobre la situación de las Bibliotecas españolas. En la actualidad, desarrolla programas para la Comunidad de Madrid y para el programa "Global Libraries" de la Fundación Gates.

Los redactores del estudio han participado en diversas sesiones de trabajo con grupos de usuarios de la red gijonesa de Bibliotecas, pero también con vecinos que no acuden a estas instalaciones. Y con los equipos de bibliotecarios de la ciudad. Constatan la existencia de un "servicio de calidad", aunque introducen en su diagnóstico matices importantes: "Una dialéctica entre un modelo de éxito, como el de Gijón, y la vulnerabilidad a la que se enfrentan las bibliotecas en los próximos años".

No es un desafío que afecte sólo a las Bibliotecas gijonesas: "la sociedad digital las va a convertir en prescindibles en poco tiempo, debido a la transformación del patrón desde los 'almacenes de conocimiento' a la idea de los 'flujos de conocimiento' que es propia de un entorno en el cual el accceso a Internet está generalizado". A juicio de la citada fundación, hay que dar respuesta a ese reto. Y Gijón tiene la ventaja de poseer una serie de fortalezas que pueden ayudar en la respuesta: una gran variedad y calidad de contenidos; la calidad profesional y talante de los equipos bibliotecarios; la existencia de centros municipales integrados y bibliotecas cercanas unas de otras.

El estudio propone cinco líneas estratégicas y hasta siete recomendaciones para avanzar hacia esa renovación del modelo. Incluye la "redefinición" de la imagen de las Bibliotecas para atraer nuevos públicos. En cuanto a las estrategias, se destaca la necesidad de recobrar esos espacios de lectura y préstamo como "espacios públicos con gran rentabilidad social". Y más: "Trabajar con las consecuencias de la conectividad; transformar las Bibliotecas en focos de creatividad de la ciudad y potenciar su papel como lugares de oportunidades para el aprendizaje", además de "tejer una red de alianzas de innovación en las que las Bibliotecas sean los nodos". En ese estudio se ofrece un plan de trabajo que pasa, entre otras medidas, por inversiones en una mejor conexión a Internet; mayor vinculación entre las Bibliotecas y de éstas con los centros municipales integrados; redefinir junto a los gijoneses nuevos servicios; generar centros de recursos para los autoempleados o potenciar esa red local como un "espacio de salud y bienestar", algo así como un "gimnasio para el cerebro".