Terpor mantuvo la concesión de la terminal de la autopista del mar entre Gijón y Saint-Nazaire a la espera de que cuajase el plan de Rafael Riva para reactivar el servicio comprando un barco coreano de 20 años de antigüedad. El proyecto no pudo ser, aunque Riva aún no ha tirado la toalla y la UE le ha prorrogado durante unas semanas el plazo para que presente un navío antes de retirarle la subvención.

El problema es que Riva no ha conseguido los casi seis millones de euros necesarios para la compra y remodelación del barco. Cuatro entidades financieras le fueron cerrando las puertas sucesivamente. Tras ese revés, el empresario intentó llegar a un acuerdo para alquilar un ferry a un armador griego, que solo estaba interesado en venderlo.

El último intento de Rafael Riva es tratar de que un importante naviero español le financie la operación. En la rueda de prensa que Riva ofreció el pasado 31 de enero para anunciar que ese era su último cartucho antes de tirar la toalla, el empresario gijonés no pudo explicar por qué otro naviero iba a financiarle la operación en lugar de poner él mismo el barco si estaba interesado en la línea entre Gijón y Saint-Nazaire.

La retirada de Terpor de la ecuación refrenda el fiasco del proyecto, aunque formalmente Riva no se haya dado por vencido. Andrés Monreal fue uno de sus principales valedores, junto al exresponsable de la autopista del mar cuando la operaba LD Lines, Carlo Tagmani.