Tal es su pasión por la ornitología que Jonny Rankin hasta lleva una tórtola tatuada en su brazo derecho. Un ave por la que este joven inglés y aventurero completó ayer a pie los 1.100 kilómetros que separan la localidad andaluza de Tarifa y Gijón. Una hazaña que le ha tenido recorriendo España, por la Ruta de la Plata, durante 27 días.

El pasado 5 de febrero el joven británico inició un largo camino, que bautizó como "Marcha por la tórtola", con el objetivo de conseguir recaudar cuanto más dinero mejor -logró superar los 4.300 euros- para contribuir a la investigación de los problemas que afectan a estos animales durante sus movimientos migratorios desde el norte de Europa hasta la zona norteafricana del Sahel. Problemas que han causado la disminución de la especie en un 80% a nivel europeo y en España han supuesto una reducción del 30% en cuanto a la población de tórtolas desde 1998.

En la mañana de ayer, después de varios días en Asturias, Jonny Rankin tocó la arena de la playa San Lorenzo dando por finaliza la travesía. Lo hizo "cansadísimo pero con ganas de más, es una sensación extrañísima porque mi cuerpo pide seguir caminando, a pesar de los momentos difíciles", asegura después de caminar entre ocho y diez horas diarias. Aunque hubo jornadas intensivas de 50 kilómetros, o más, al día.

Durante un mes recorrió las provincias de Cádiz, Sevilla, Badajoz, Cáceres, Salamanca y León antes de llegar al Principado. Fue en Extremadura donde llegó el momento más duro que recuerda de esta cita por las tórtolas. Durante su paso por Mérida le sorprendió el mal tiempo, el viento y la lluvia y hasta el desborde de un río. Apenas había comido y sobre sus espaldas pesaban ya ocho horas y diez kilómetros recorridos ese día. Al final se decidió por seguir a través del caudaloso río con el agua que llegaba por encima de la cintura.

"Seguí caminando sin parar para no coger frío, fue el momento más duro de toda la expedición", confesó no sin dejar claro que el resto de la marcha tampoco fue un camino de rosas. "Fue una paliza para el cuerpo pero merece la pena por defender a las tórtolas porque existe un declive importante, además ya sabía que el reto iba a ser difícil", describe mientras se toma una cerveza para celebrar la proeza.

La de España no ha sido su primera gran etapa por las tórtolas. Inició su reivindicación en 2014 recorriendo de Sur a Norte Inglaterra y en 2015, en canoa, por la costa inglesa hasta el canal de la Mancha. Cualquier reto es poco para este inglés convencido de que estas iniciativas ayudan a transformar la mentalidad de la sociedad y "convertir la conservación de la naturaleza en una causa de interés".