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Progreso para el "pequeño Londres"

La rehabilitación de la antigua sede de la Escuela de Comercio permite conservar un edificio que fue clave en el engrandecimiento económico de la villa

Vidriera alegórica de la fachada principal del edificio de la antigua Escuela de Comercio, actualmente en proceso de restauración. MARCOS LEÓN

Aunque todavía faltan varios meses (en principio, a finales de este año) para la puesta en servicio del equipamiento cultural municipal que se está habilitando en la antigua sede de la Escuela de Comercio de Gijón, la retirada de las vallas de obra en la calle de Francisco Tomás y Valiente ha devuelto a la vista ciudadana, en toda su extensión, las remozadas fachadas del edificio que hace más de cien años proyectó el arquitecto Manuel del Busto Delgado (Cuba, 1874-Gijón, 1948) como sede de la Escuela Superior de Comercio.

Un edificio de estilo modernista, acorde con la época de su construcción, en el que destacan "unos pequeños paneles con decoración escultórica de temas florales en los entrepaños, el recubrimiento de azulejos en la reducida superficie mural, así como la interesante vidriera con temas alegóricos a los estudios de comercio y a la ciudad, situada en la fachada septentrional", escribió el catedrático Moisés Llordén Miñambres en el libro titulado "Guía de Gijón", editado en el año 1989.

Pero sin minusvalorar el empaque arquitectónico del edificio de Manuel del Busto (autor, por ejemplo, del suntuoso palacio del Centro Asturiano de La Habana de la capital cubana), la recuperación de la antigua sede de la Escuela Superior de Comercio es vital para no perder de vista uno de los inmuebles que contribuyeron al progreso de la villa cuando los gijoneses empezaron a llamar a su pueblo, con el característico grandonismo "playu", el "pequeño Londres", por su creciente pujanza marítima, industrial y comercial.

Era entonces Gijón, a principios del siglo XX, la "ciudad-taller", en definición del catedrático Ramón María Alvargonzález Rodríguez: con un puerto exterior en crecimiento a los pies de la Campa Torres, una planta siderúrgica puntera (Fábricas de Moreda y Gijón) y una multitud de empresas radicadas en prácticamente todos los sectores de la actividad económica.

Pero tal magnitud empresarial requería técnicos y empleados especializados. "La Restauración permitió cumplir lo que tal vez deberíamos incorporar al sueño docente de Jovellanos, es decir, los tres edificios que eran el Instituto de Bachillerato, una Escuela de Artes y Oficios (más tarde de Peritos y Técnicos Industriales) y una Escuela de Comercio (...) Constituían la plataforma educativa básica (...) De las aulas de estos tres centros salía el segundo sector social que quería promover el cambio, esto es, los técnicos y profesionales liberales (...) Las nuevas profesiones, a veces muy bien remuneradas, venían a colocarse en la vanguardia de la sociedad: una aristocracia intelectual tiende a sustituir siempre a la de la sangre", escribió en su libro de 1995 "Reflexiones sobre la historia de Gijón" el historiador gijonés Luis Suárez Fernández.

De esta forma, en el espacio urbano comprendido entre las actuales calles de Jovellanos, al norte; de Pedro Menéndez, al sur; de la Merced, al este, y de Begoña, al oeste, se ubicaron el Real Instituto de Jovellanos, la Escuela Superior de Comercio y la Escuela Superior de Industrias y de Artes y Oficios (ahora el Colegio Público Jovellanos).

La Escuela Superior de Comercio databa del año 1908 como heredera de la Escuela Elemental de Comercio creada en 1899, en la época de la repatriación de los capitales de ultramar tras la debacle bélica que trajo la pérdida, para España, de sus territorios de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

El 2 de mayo de 1911 se colocó la primera piedra del inmueble y el día anterior, en las páginas del diario gijonés "El Noroeste", Demófilo Pons e Irureta, catedrático de Tecnología Industrial, quería dejar claro a los gijoneses, con respecto a la Escuela Superior de Comercio, que "ayudándonos en nuestra empresa y poniendo la vista en esa primera piedra de los cimientos, pensad en que no sirva solo para sostener un grandioso edificio, sino para ser base del engrandecimiento comercial e industrial de este hermoso pedazo de suelo asturiano que se llama Gijón".

El 17 de octubre de 1915 por fin se inauguró la nueva sede de la Escuela Superior de Comercio, en un acto solemne que incluyó la apertura del curso académico 1915-1916 y que presidió, en representación del Gobierno de la nación, el entonces ministro de Fomento, el catalán Francisco Javier Ugarte Pagés (Barcelona, 1852-Madrid, 1919).

Y ahí sigue el edificio, para recordar que el conocimiento es lo que hace grandes a los pueblos.

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