El hombre detenido, que permanece en los calabozos y todavía no ha prestado declaración por los hechos, lleva años enganchado a la heroína y cuenta con antecedentes similares por perpetrar, al menos, otros tres atracos en la ciudad. Delitos por los que fue enviado a prisión en su momento. Además es hijo de un conocido hostelero gijonés que durante años regentó una cafetería en la calle Ezcurdia, en La Arena.

Al mediodía de ayer, el ahora detenido llegó después de haber consumido alguna sustancia estupefaciente, una adicción con la que lleva tiempo según su entorno y como prueba el hecho de que sus primeras intenciones fueran pedir dinero al cajero de la sucursal para comprar droga. Fruto de su estado fue que el atracador desconociese la identidad de los dos agentes que finalmente le redujeron. Dudó de su identidad y con ello jugaron los dos policías para instarle a hacer caso al negociador que dirigió la comunicación con él desde el exterior. Siempre con el objetivo primordial de que liberase a los rehenes.

Otro de los momentos que facilitaron un resultado favorable de la operación fue cuando desde fuera se fingió la entrega de la droga solicitada a cambio de liberar a parte de los retenidos. En ese momento que pensó que tendría la droga, según testigos bajó la guardia y aprovecharon para reducirle y apresarle.

Al final salieron todos los rehenes, muchos entre lágrimas y temblorosos, acompañados por agentes policiales -en el operativo participaron de la Brigada de Seguridad Ciudadana, Judicial y Científica- que velaron en todo momento por su integridad y seguridad para que el incidente se quedase sólo en un susto que tuvo en vilo a Gijón durante 40 minutos.