Le salió bien la primera vez y casi lo logra también la segunda. La trayectoria delictiva de Pablo P. G. comenzó con un atraco en una sucursal de Cajastur situada en la calle Naranjo de Bulnes, en el barrio de Nuevo Gijón, que le sirvió para obtener un botín de 25.000 euros el 6 de julio de 2012.

Logró escapar pero los rehenes, que le vieron entrar armado de una pistola y encapuchado gracias a una sudadera y una braga, ofrecieron una descripción a la policía que les sirvió de ayuda. "De 1,80 de altura, piel morena, gafas y marcas en la cara", relataron entonces después de confesar que les dijo "esto es un atraco" al tiempo que les pedía que se tirasen al suelo. Volvió al barrio el 2 de julio para perpetrar otro atraco en el mismo lugar fruto del éxito de la primera vez pero en segunda instancia no se atrevió a entrar.

El atracador detenido el martes reapareció poco después del primer atraco, también en verano. Justo un mes después. El seis de agosto se asomó a una sucursal del paseo de Begoña, también de Cajastur pero en esta ocasión todo tuvo un devenir más rocambolesco al coger un taxi para su huída tras conseguir un botín de 20.000 euros. Fue detenido y enviado después a prisión como autor de tres delitos de robo con fuerza, uno de ellos sólo en grado de tentativa. Tres atracos en poco más de un mes de verano.

A su salida de la cárcel de Villabona no tardó en actuar. Cambió de estación y también de sucursal. Se inclinó esta vez por un CaixaBank de la avenida Constitución donde entró para "pedir dinero para droga". Su condición de toxicómano le arrastró en todos los actos ilícitos para conseguir dinero. Ahora, y a la espera de lo que dictamine el juez esta mañana cuando preste declaración, puede que el verano lo pase en prisión.