El pie humano y el tobillo son una fuerte y compleja estructura mecánica que contiene 26 huesos, 33 articulaciones, y más de 100 músculos, ligamentos y tendones.

Esto implica que en los primeros años de vida el pie es una estructura a la que tenemos que prestar una atención especial para poder percatarnos de cualquier anomalía que repercuta en el normal desarrollo del niño.

Patologías como el pie plano valgo, cavo, equino, varo, aducto o varo son muy comunes en el pie infantil, y cuyo tratamiento en edades tempranas es sinónimo de un mejor pronóstico. No es un problema grave, pero constituye una de las consultas más frecuentes en ortopedia

infantil.

Entre el médico de atención primaria y el resto de especialistas sanitarios (podólogo, fisioterapeuta, etc.) debe de existir un trabajo de colaboración que permita una rápida actuación cuando se observe cualquier anomalía.

El podólogo, como especialista sanitario en el cuidado del pie, cuenta con un gran conocimiento no solo anatómico y biomecánico del pie, sino también en cuanto a patologías que afectan a esta estructura y los mejores tratamientos para la mejor recuperación del paciente.

Un campo de gran importancia dentro de la podología infantil es el de las ortesis plantares o plantillas, ya que son un instrumento de gran valor a la hora de tratar patologías como las indicadas anteriormente.

Un tratamiento precoz en la edad infantil es la diferencia entre reducir casi al 100% la patología o generar secuelas físicas permanentes el resto de la vida del niño.

Dada la importancia de la prevención en edades tempranas es aconsejable siempre acudir a un profesional.

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