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GONZALO DE CASTRO | Actor, interpreta el sábado la obra "Idiotas" en el teatro Jovellanos de Gijón

"El Gobierno no entiende que proteger la cultura es proteger la memoria del país"

"Al público tenemos que darle material fresco y no alejarnos de la calidad; se ven productos infames que hacen que me apetezca marcharme lejos"

Gonzalo de Castro.

Se hizo famoso en la serie "Siete vidas", pero la mayoría del público, y en especial los asturianos, le recuerdan por la serie "Doctor Mateo", rodada en Lastres, de la que fue protagonista. Gonzalo de Castro (Madrid, 1963) llega este sábado al teatro Jovellanos para representar la obra "Idiota", dirigida por Israel Elejalde, y con la participación de Elisabet Gelabert.

- ¿Qué siente el Doctor Mateo cada vez que vuelve a Asturias?

-Interpretar al Doctor Mateo dejó huella, me marcó y cada vez que voy a Asturias sigo notando el cariño. A veces uno tiene un lugar en el mundo más allá de su casa, y el mío es Asturias. Soy feliz cada vez que voy.

- ¿Ayudó más la serie a Lastres o el propio pueblo contribuyó a que la serie televisiva triunfase?

-Ambas cosas. Lastres era ya Lastres antes de nosotros. Pero lo situamos en el mapa y adquirió una importancia, relevancia y color gracias a que alguien decidió que ese emplazamiento era ideal para una serie maravillosa.

- También participó con el director Tom Fernández en las películas "La Torre de Suso" y "¿Para qué sirve un oso?", rodadas en Mieres, Aller, Belmonte de Miranda, Terverga o Santo Adriano. No le han tocado malos parajes naturales para trabajar?

-Tengo un destino astur más allá de mi identidad mesetaria. Se me llena la boca cada vez que hablo del paisaje de Asturias y su verde. Recuerdo el valle del Teverga, donde rodamos "¿Para qué sirve un oso?", que era una brutalidad. Pero el litoral de Lastres es el tramo más privilegiado de Asturias, esa franja de un verde virgen e impoluto. Asturias, de verdad, es algo fantástico.

- Hablemos de la obra "Idiota". ¿Qué se encontrará el público en el Jovellanos?

-Se va encontrar un dilema. Una obra que arranca como comedia, pero luego el autor, Jordi Casanovas, da puntadas con su texto vertiginoso, muy bien pautado, donde se cuenta la peripecia de un hombre en el que el público se va sentir reconocido. Es un hombre que intenta salir adelante con sus movidas, y se cuenta quiénes somos, quién maneja nuestra vida...

- ¿Cuál es su momento preferido de la obra?

-El final porque tiene un "in crescendo" magnífico. Las cosas se precipitan en un final épico. Es una obra con una tensión y músculo acojonante, pero de repente hay un redoble en el último instante.

- Su personaje tiene que dar lo mejor de sí para evitar un final fatal. ¿Estamos acostumbrados en la vida a vivir al límite o nos acomodamos?

-Si estuviésemos acostumbrados no seríamos humanos. Al final esto es el viaje a la peripecia de un tipo al que le llevan a la demolición. Todo empieza porque se presenta a un concurso que le va salvar de un ahogo, y de repente la función toma otro viraje, y esa persona sufre una auténtica tortura intelectual. No creo que nadie aguante eso, pero sí que es una metáfora de nuestro presente y de lo que nos hemos inventado.

- Con la madurez y con el paso de los años, ¿disfrutan más los actores sobre el escenario de un teatro que ante una cámara?

-Sin duda. Si pudiese vivir del teatro dignamente, es decir, con un sueldo con el que no tendría que estar por ahí buscándome las castañas, me quedaría en el teatro toda la vida. La televisión y el cine son también medios necesarios, y su cartera de trabajo también. Es cierto que hay proyectos de cine que me interesan, pero si pudiera, me quedaría a dormir en el teatro, y viviría de ello.

- ¿En qué se diferencia el Gonzalo de Castro que se ve en el teatro al actor que estamos acostumbrados a ver sobre todo en televisión, pero también en el cine?

-Se miente mejor, entendiendo por mentir el disfraz del autor, o sea, se está más cómodo, es más divertido y también arriesgado el teatro. Se ve un actor que se define muy bien en todas las aguas, pero en el teatro, bueno o malo, se ve un actor y no un engañador.

- ¿Su mejor momento profesional lo vivió durante su etapa en la serie "Siete vidas"? ¿Cree que se llegó a marcar un antes y un después esa serie en la ficción cómica española?

-Es verdad que no se ha hecho después ninguna "sitcom" (comedia de situación) en España después de "Siete vidas" trasladando ese formato americano. Reconozco que he vivido grandes momentos en esa serie, pero también disfruté mucho y me lo pasé muy bien en "Doctor Mateo". Pero "Siete vidas" fue un trampolín para mí. Es de donde vengo.

- La gala de los "Goya" reivindica cada año el maltrato de los gobiernos españoles y la no apuesta por el cine y la cultura autóctona...

-Ni veo ni voy a la gala de los premios "Goya". No sé lo que se dijo ni me interesa. No escuché el discurso, peró sé que hay un mensaje reivindicativo. Y soy consciente, que en este país, con un 21% de IVA en la cultura, obligar al público que no tiene suficientemente caudal de dinero a decidir si va al teatro o se compra un bocadillo, pues es normal que elija el bocadillo. Hay que proteger el teatro y la cultura, pero estamos con un gobierno al que esto no le importa, y que no se da cuenta que proteger la cultura es proteger la memoria de un país.

- ¿La actuación de los políticos un reflejo de los ciudadanos o creen que éstos sí demandan más cine y cultura del país?

-Está claro que el público si quiere cultura, cine y teatro. Pero lo que debemos ofrecerle es calidad. Hay que tener cuidado, porque en función de qué espectador estamos creando, tendremos un resultado u otro. Al público hay que darle material fresco, y no alejarnos de la calidad. Hay cosas de una calidad infame que se venden por cultura, y las ves, y lo que apetece es marcharse lejos. Hay que saber contar las cosas como son.

- ¿Qué proyectos tiene para el futuro?

-Tengo un par de series que estoy valorando, terminar la gira de "Idiotas" y estudiando la posibilidad de hacer un par de textos. No me obsesionó tampoco, me gusta disfrutar de mi tiempo libre, vivir la vida y no hacer nada.

- ¿En qué lugar le gustaría perderse?

-Quiero viajar más y desplazarme fuera de mi realidad. Pero soy feliz en mi casa del campo. No me hace falta irme a una playa, con mi casa de campo, mis libros y mi música soy feliz. Aunque sí reconozco que me encantaría desconectar y pasarme cuatro meses por Latinoamérica, que es algo que adoro.

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