Noticia publicada en el ejemplar de LA NUEVA ESPAÑA del 16 de mayo de 2013

El gijonés Miguel Huete aloja en su piso de El Cerillero a un inquilino que pesa más de 100 kilos. Y que mide cinco metros. Se trata de una serpiente pitón que a pesar de llevar 18 años viviendo con esta familia, ayer se convirtió en estrella fugaz de la zona oeste de la ciudad. Decenas de vecinos observaron atónitos al dueño del animal y a varios de sus amigos cuando transportaban el reptil desde el maletero de su coche hasta su casa. «La llevé a un zoo en Madrid unos días, pero me la traje y la metí en casa otra vez. De camino alguien me grabó un vídeo y lo colgó en internet», explica Huete, asombrado por el espectacular número de visitas de la grabación en Youtube.

Este soldador gijonés de 48 años adquirió la pitón hace 18 años en una tienda de animales de Barcelona. Por aquel entonces la pasión por las serpientes le llevó a tomar una sorprendente decisión de la que a día de hoy no se arrepiente: acoger en la casa que comparte con su novia, Mercedes Antón, un animal que atemorizaba a muchos de sus amigos.

«Con el tiempo puedes ir educándola. No ha pasado nunca nada. Es un mito lo de que estos animales son peligrosos. Si la acostumbras a la temperatura y ella sabe quién le da de comer y de beber, se vuelve un animal doméstico», relata Huete. Cuando llegó a su casa, «Tundra» medía sólo 50 centímetros. Ahora, gracias a la alimentación a base de «conejos grandes de granja» que le da su dueño «una o dos veces al mes», la pitón ha crecido hasta multiplicar por diez su tamaño. Es tan grande que sólo cabe en el pasillo del piso de la plaza del Médico Félix Prieto. «Está tranquila. Es verdad que llama mucho la atención, pero de los conocidos que vienen a casa ya nadie le tiene miedo. Nunca ha atacado a nadie», concluye.

A pesar de su docilidad y del cariño que le han cogido sus dueños, la pareja se planteó en varias ocasiones cederla a un zoo, «pero es tan grande que nadie la quiere». Huete critica a quienes «difunden leyendas urbanas» sobre estos animales. «Me acuerdo de una vez que leí aquello de que si vivías con una serpiente se ponía toda rígida a tu lado para medirte y luego comerte. Eso es mentira», argumenta el propietario de «Tundra», para añadir después que aconseja no adquirir una serpiente a personas «que no estén totalmente preparadas».

Luis Laria, responsable de la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma), es experto en este tipo de reptiles, hasta el punto de albergar varios ejemplares en sus instalaciones de Luarca. «Es un animal muy variable, no tiene por qué representar ningún problema porque suelen ser unas serpientes bastante pasivas, pero es cierto que un solo aroma puede alterarla y puede que tenga una actitud violenta en algún momento», argumenta el experto, quien asegura, además, que «teniendo los papeles en regla y con el certificado de origen» es totalmente legal convivir con una pitón en casa. Laria critica, no obstante, la actitud de Huete y sus amigos de «transportar la serpiente a hombros desde el coche hasta casa por la calle. A alguien que camine por la calle le puede dar un ataque al corazón», concluye.