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Los párrocos más próximos a la Inmaculada se reúnen para asumir el culto del templo

Los sacerdotes que pastorean las parroquias más próximas a la de la Inmaculada ya han mantenido sus primeras reuniones para analizar y buscar solución al futuro del culto en el templo que previsiblemente dejarán los jesuitas a finales de agosto ante la falta de relevo y garantizar al menos una misa diaria y dos eucaristías en la jornada dominical.

Inocencio Martín Vicente avanzó en LA NUEVA ESPAÑA la posibilidad de esta salida pero garantizando que el culto se mantendría pese a dejar la parroquia. Y seguirá porque así lo obliga el acuerdo al que llegó la Compañía de Jesús con el Obispado cuando los jesuitas solicitaron la construcción de un colegio en Gijón. Un convenio que obligó entonces a la construcción también de una iglesia, al lado, y a mantenerla siempre abierta al culto público, incluso en el que caso de que los seguidores de San Ignacio decidiesen abandonar la ciudad algún día.

Los jesuitas mantienen conversaciones con el obispado para tratar de encontrar la mejor solución posible para todos. "Si los jesuitas, como dicen, están viendo otras posibilidades son ellos, son legítimamente, quienes deben informar al obispo de la situación, ellos sabrán lo que quieren hacer", explica Adolfo Mariño, párroco de San José y Vicario Episcopal territorial Gijón-Oriente.

"En el momento en que haya una comunicación por parte de ellos, el Obispo discernirá debidamente sobre el asunto en cuestión y en tiempo y forma dará la respuesta oportuna para atender a las necesidades", añade Mariño que ha querido recalcar que "no es una cuestión del obispado" sino, de los jesuitas. A pesar de su salida de la parroquia de la Inmaculada, mantendrán por su parte la actividad parroquial en San Esteban del Mar, en El Natahoyo, más la presencia de dos de sus jesuitas en la parroquia de Tremañes.

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