Con fecha 13 de septiembre de 1917, el entonces ministro de Marina, Manuel de Flórez y Carrió, remitió una carta al rey Alfonso XIII, en la que indicaba al monarca que "nuestra nación no posee actualmente aviación naval especializada. La experiencia de la guerra actual (la Gran Guerra estaba entonces en todo su apogeo) y los estudios hechos por otras naciones demuestran, sin embargo, que dicha organización es completamente indispensable a la defensa nacional (...) Preciso es, por lo tanto, implantar en España la aviación naval con escuela independiente y factoría propia de construcción de hidroaviones...". Dos días después Alfonso XIII firmaba, en San Sebastián, un Real Decreto para la creación de la Aeronáutica Naval Española: la Armada del aire.

Hasta el próximo día 2 de abril, en la sala de exposiciones de la antigua rula, en el Muelle (puerto deportivo), decenas de fotografías y maquetas, con paneles explicativos, muestran los cien años de historia de la aviación de la Armada en sus dos periodos: el primero, que abarca desde 1917 hasta la Guerra Civil, y el segundo, desde los años cincuenta del siglo XX hasta la actualidad.

Cuando Alfonso XIII firmó el Real Dereto del 15 de septiembre de 1917, la aviación naval estaba en sus comienzos en el mundo, pero como un elemento anejo a las marinas de guerra para labores de exploración, observación y dirección de tiro desde los buques, fundamentalmente. En el periodo de entreguerras, en varios países comenzó la construcción de portaaeronaves, aunque la fuerza naval radicaba aún en los acorazados y otras grandes unidades de superficie fuertemente artilladas.

En los años veinte, España mantenía un conflicto bélico en su protectorado del Norte de Marruecos, y allí operó el primer barco portaaeronaves de la Armada Española: el portahidroaviones "Dédalo", fruto de la reconversión de un mercante de bandera alemana, el "Neuenfels", entregado por la República de Weimar a España como reparación por los hundimientos de barcos españoles durante la Gran Guerra.

El "Dédalo" prestó servicio hasta 1936 y fue empleado por la Armada en el desembarco de Alhucemas, en septiembre de 1925, que supuso el principio del fin de las guerras de Marruecos.

En la noche del 11 al 12 de noviembre de 1940 (al comienzo de la Segunda Guerra Mundial), el empleo de aviones desde portaaviones mostró toda su eficacia, cuando aparatos torpederos británicos lanzados desde el "HMS Illustrious" dejaron fuera de combate, en el puerto de Tarento, a tres acorazados y un crucero de la Regia Marina italiana. Un año después, el 7 de diciembre de 1941, aviones de la Armada Imperial Japonesa despachados desde varios portaaviones hundieron cuatro acorazados de la Navy estadounidense en Pearl Harbour (Hawái). Y el "canto del cisne" de las grandes unidades de superficie ocurrió tres días después en el Mar de la China Meridional, al hundir aviones japoneses al acorazado británico "HMS Prince of Wales" y al crucero de batalla "HMS Repulse". El poder naval aéreo ya era clave en la guerra en la mar.

Segunda época

En España, la aviación naval sufrió un parón después de la Guerra Civil, del que salió en 1953, con la firma de los acuerdos de ayuda y cooperación con los Estados Unidos. La Armada se dotó de helicópteros y, más tarde, de cazabombarderos de despegue vertical Harrier, embarcados en el portaaeronaves "Dédalo (R-01)", un portaaviones ligero de escolta entregado por los Estados Unidos y asignado a la Armada en 1967.

Ya en 1988 fue asignado a la Armada el primer portaaviones español, el "Príncipe de Asturias (R-11)", que causó baja en 2013. Actualmente, el arma aérea de la Armada opera en la mar a bordo del buque de asalto anfibio "Juan Carlos I (L-61)", que lleva a bordo escuadrillas de helicópteros y aviones de despegue vertical Harrier II Plus. Con sus 26.000 toneladas de desplazamiento, es el barco más grande de la historia de la Armada.

En la exposición de la antigua rula son de destacar las maquetas tanto de barcos de la Armada como de aeronaves, obras de los maquetistas Javier Cañal Ron y José Félix Menéndez Romero. La muestra abrirá todos los días hasta el 2 de abril (inclusive), de 10.00 a 13.30 horas y de 16.30 a 19.30 horas. La entrada es libre.