La polilla guatemalteca, la plaga que está causando estragos en los cultivos de patata de zonas del occidente asturiano y en la zona de Monteana, en Gijón, se debe atajar en dos años. Es lo que ha asegurado hoy Máximo Braña, técnico de sanidad vegetal del Principado, a los vecinos de la zona gijonesa donde se han detectado dos focos de polilla de la patata en dos almacenes.

"Si en dos años no se ataja el problema, habrá que convivir con el", señaló de forma rotunda Braña. Precisamente dos años es el plazo de la prohibición de plantar patata en las zonas de cuarentena, como ocurre en Monteana, donde se ha trazado un radio de un kilómetro alrededor de los focos afectados.

Por eso, Braña apeló a "la responsabilidad" de los vecinos para que todos los que tengan patata sembrada o almacenada lo declaren al Principado. Se calcula que más de veinte vecinos de la zona rural gijonesa tendrán que arrancar sus plantaciones.

"Tenéis que declarar las parcelas que están plantadas. Es muy importante. Cuando vengamos a hacer el arranque a las parcelas, no quiero que quede zona sin poder intervenir porque eso es un foco. Si este año conseguimos entre todos la destrucción de la plaga en la zona, ya tenemos un año adelantado", remarcó Braña.

La polilla guatemalteca necesita que haya tubérculo para sobrevivir, de ahí la importancia de que en las zonas en cuarentena, alrededor de focos detectados, no haya patata de la que se pueda alimentar. En Canarias el problema no se atajó a tiempo y ahora los productores canarios tienen que convivir con la polilla, que ha supuesto la prohibición de exportaciones del tubérculo desde la isla así como que estén expuestos a posibles pérdidas de un porcentaje elevado de lo cultivado cada año.