El incendio que la madrugada del viernes al sábado obligó a evacuar el número 12 de la calle Cavedaincendio evacuar el número 12 de la calle Caveda no tomó por sorpresa a algunos vecinos de la zona. "Se veía venir, era cuestión de tiempo que ocurriera", aseguran los vecinos de edificios adyacentes, representados por la asociación vecinal "Jovellanos" del Centro.

El edificio es un "continuo trasiego de gente, que entraba y salía a todas horas, pero, sobre todo, de chatarra, basura, ropa y colchones", enfatiza el colectivo vecinal. De hecho, el incendio que se produjo, aunque alarmó a los vecinos, era algo que muchos esperaban que pudiera llegar a ocurrir. "Pasó lo que tenía que pasar", explicitan los vecinos que, aseguran, ya habían informado de la situación, "manifiestamente irregular" de ese inmueble concreto al responsable de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Gijón, Esteban Aparicio. Además, el miedo en este caso era mucho mayor para los vecinos del barrio, ya que el edificio se encuentra a escasos metros de una gasolinera, con el peligro que ello conlleva en caso de un incendio como el ocurrido.

El edificio, que está habitado por casi medio centenar de personas, la gran mayoría de nacionalidad rumana y pertenecientes a una gran familia dividida en núcleos familiares más pequeños, a excepción de un piso habitado por un ciudadano español, fue tachado de "irregular", "insalubre" o incluso "ilegal" por habitantes del barrio, que denunciaron en más de una ocasión la construcción de chabolas en el patio interior. Los habitantes del edificio se defendieron en el día de ayer asegurando que esas construcciones irregulares son, simplemente, "para guardar la chatarra y que no estuviera a la intemperie".

"Antes de que puedan volver a vivir en el edificio, queremos saber en qué situación de habitabilidad se encuentra, si está preparado para que ahí pueda vivir gente, si tiene las condiciones sanitarias pertinentes", reclamó la asociación de vecinos del Centro. "Ni siquiera sabemos si están viviendo ahí de forma regular o de okupas", agregaron.

300 euros de alquiler

Una crítica ante la que salen al paso los inquilinos rumanos, asegurando que "pagamos 300 euros mensuales por cada piso a la propietaria, que viene a cobrarnos cada mes, pero no arregla las cosas que pedimos", en relación, sin ir más lejos, al tendido eléctrico que, aseguran, está "en muy malas condiciones".

De hecho, los inquilinos expresan su firme creencia en que el incendio no fue provocado por un cortocircuito, sino por la mala combustión de algún aparato con butano utilizado para calentarse en la fría noche del viernes. Algo para lo que se basan en que "en el momento del accidente había luz en la escalera", además de "mucho humo y fuego" que obligó incluso a una de las familias a saltar por la ventana del primer piso que da al patio interior, de unos tres metros de altura, lo que les produjo varias heridas al caer sobre chatarra apilada.

Desde la asociación vecinal "Jovellanos" aseguran que este caso no es el único, ya que existen otros muchos "edificios patera", habitados principalmente por extranjeros en situación irregular, "pagando uno y viviendo muchos". Los vecinos ponen el foco de atención en un inmueble de la calle Caridad y otros situados en las inmediaciones de la calle Ezcurdia en los que, denuncian, se viven situaciones similares. Entienden que el riesgo no es desdeñable y se basan en este último incidente, que obligó a evacuar familias enteras por las ventanas.