El nuevo director del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX) era uno de aquellos muchachos (les llamaban, con un poco de mala uva, "gafapastas") que cultivaron su cinefilia en el certamen que inventó José Luis Cienfuegos a partir de 1995. En realidad, Alejandro Díaz Castaño (Bimenes, 1979) trabajó ya en el FICX y ha sido el lugarteniente de Cienfuegos en el Festival Europeo de Sevilla. Pero no quiere que se confundan las cosas: tiene ideas propias. Y ha asumido un reto: organizar en tiempo récord una cita de la que no se sabe aún con qué espacios contará,

-¿Por qué ha querido dirigir el festival gijonés?

-Para cualquiera que se dedica a trabajar en certámenes internacionales de cine, un festival como el de Gijón es un objetivo profesional. Es patrimonio de los asturianos y es uno de los más antiguos del mundo. Tengo muchas ideas y proyectos propios que quería desarrollar. Y Gijón es una ciudad en la que desperté a la vida, y a la vida cinéfila. Me considero gijonés y sportinguista. Es un orgullo, una alegría y una responsabilidad. Soy consciente de la historia del festival, que ya existía antes de que yo naciera.

-La fórmula del concurso para elegir director, muy cuestionada, ¿es la idónea?

-Es un camino válido, adoptada en otros festivales, como el de Valladolid. Y también vale la elección directa.

-¿En qué va a cambiar el festival con usted?

-Habrá cambios en la línea de programación y en la confección de las secciones. Será una etapa nueva, con un equilibrio entre voces reconocidas y nuevos directores. Potenciaremos "Enfants Terribles", la parte didáctica, para atraer subvenciones y crear el público de mañana. Y, también, el cine asturiano, que podrá participar de tú a tú con producciones internacionales. Abriremos una sección dedicada a la cinefilia y también otra de documentales.

-¿Prestará más atención al cine europeo y menos al asiático y americano?

-El cine europeo siempre ha estado presente en Gijón, pero seguirá siendo un festival internacional, así que permaneceremos atentos a las cinematografías de todo el mundo.

-¿Y qué va a suprimir?

-La idea es que haya menos secciones, que no significará necesariamente menos películas. Mantendré, sin embargo, "Animaficx", que se ha creado en estos últimos años. Ha sido muy bien recibida por el público y, en ningún caso, vamos a dar la espalda a los espectadores. Hay ya, además, nombres en cartera para las retrospectivas.

-¿Que ha hecho mal su antecesor, Nacho Carballo?

-No me corresponde enjuiciar su labor. Tengo mucho respeto por mis compañeros. Llevar adelante un festival de cine es algo que exige esfuerzo. Lo que hago es mirar hacia adelante, hacia el futuro.

-Un crítica que se escucha: el festival ha perdido perfil y ya no es lo que era.

-Tiene una implantación que le da su historia. Haces un balance de los cineastas que han pasado por Gijón, y es impresionante. Recibimos más de mil largos y cortos para su consideración, una cifra que tienen pocos festivales. Soy positivo: es una institución en España.

-Tendrá una limitación presupuestaria: 900.000 euros. ¿Es suficiente dinero?

-Será mi noveno año en un festival internacional. Y es un presupuesto para hacer algo a buen nivel. He trabajado con presupuesto similares. Quiero potenciar las actividades de industria, con un foro profesional, y darle continuidad. Hay que lograr acuerdos de colaboración y potenciar Asturias como plató cinematográfico.

-¿El apoyo del Principado al festival es suficiente?

-Uno quiere siempre mayor apoyo. Y deseo que haya una mayor implicación.

-A usted se le pide, también, que genere recursos. ¿Hay ideas al respecto?

-Sí. Vamos a trabajar para lograr las ayudas que hay, tanto aportaciones económicas como liberación de gasto. Con la crisis es difícil lograr ayudas directas, en cambio sí se pueden conseguir colaboraciones que alivien los gastos.

-¿Se equivocó el Gobierno local de Foro cuando destituyó a Cienfuegos?

-Yo formaba parte de aquel equipo. Son decisiones que no voy a juzgar, puntuales. Lo importante son los desafíos que nos plantea la próxima edición.

-Hay quien dice que viene a continuar la línea que siguió Cienfuegos?

-Creo que el cine ha cambiado mucho desde la etapa que inauguró Cienfuegos, en 1995. Había un cine comercial, y otro con escasa salida. Con la revolución de internet ha cambiado todo. El cine independiente era el autoral, pero hoy vemos ya miradas de ese tipo en películas de gran presupuesto. Los criterios de programación han cambiado. Me gustaría traer a directores que nunca han sido homenajeados en Gijón y a otros que son prácticamente desconocidos en España. Hay, claro, un cierto criterio cinematográfico (en coincidencia con Cienfuegos) que se mantiene. Habrá cambios, pero no un ruptura radical con ninguna de las épocas del festival. Hay que mantener las cosas que funcionan y tienen sentido.

-Es cierto que internet lo ha cambiado todo. Está la posibilidad de ver películas antes poco asequibles sin falta de ir a festivales...

-Sí, se pueden ver ya películas que estuvieron en los festivales de principios de año, por vías legales o alegales. He comprobado que, aunque la película esté disponible, si el director está presente y hay oportunidad de dialogar, las cosas funcionan. La horizontalidad es muy importante; voy a hacer lo posible para contar con el mayor número de directores.

-¿Será una festival con mayor participación de los propios cineastas?

-Ése es el objetivo, aunque dependemos, una vez más, de la cuestión presupuestaria. Y hay que aprovechar las plataformas legales de "streaming vídeo" para hacer acciones conjuntas. Es interesante, además, para aquellas personas con problemas motrices, de acceso al festival.

-¿Quiénes dicen que va a hacer un Festival de Sevilla bis se equivocan?

-Sí. Evidentemente, el cine europeo tendrá presencia en Gijón, pero hay muchos márgenes para explorar otros caminos y otras cinematografías. No vamos a repetir contenidos respecto a Sevilla. Hay muchos cineastas por descubrir.

-Una curiosidad: ¿cuándo ganó la plaza de la dirección del festival gijonés qué le dijo Cienfuegos?

-Me felicitó. Después de tantos años de colaboración, la relación es de respeto mutuo y de cordialidad.

-Hay una extendida inquietud: la de que queda muy poco tiempo para organizar la edición de este año.

-Lo ideal es empezar en enero. El año cinematográfico también empieza ese mes, con el Festival de Sundance. Y hay que hacer seguimiento de proyectos, contactar con las distribuidoras antes incluso de que las películas estén terminadas e ir perfilando las retrospectivas. Creo que siempre que se empiece antes del Festival de Cannes (del 17 al 28 de mayo), que es el que marca todo, se puede llegar. Hay tiempo para construir una edición perfectamente armada. Soy optimista: pienso que todavía tenemos tiempo. Además, tengo vistas ya bastantes películas de otros festivales gracias a los contactos. He ido adelantando todo el trabajo posible.

-¿Quién será su programador principal?

-De entrada, mi planteamiento es que este año no exista esa figura. Lo que vamos a hacer es repartir esa responsabilidad entre varias personas, a través de un comité de selección. Es una fórmula que aplican en muchísimos grandes festivales y que te permite tener distintos puntos de vista, además de un debate interno interesante sobre las películas. Y, también, es una fórmula que facilita que afloren nuevas ideas. Cuantos más expertos, mejor. Hay que estrechar vínculos con otros festivales. Y está el asunto idiomático: personas que hablen distintos idiomas, porque está demostrado que utilizar la lengua de los responsables de las distribuidoras mejora la relación.

-O sea, que no habrá un programador responsable de los contenidos del festival...

-Quizás el año que viene se pueda plantear, pero en esta edición probaremos el planteamiento del comité de selección, con asesores.

-Hay un problema importante que supone una amenaza grave para el festival desde hace tiempo: las salas si, finalmente y tras el anuncio de subasta, no se puede seguir utilizando los Cines Centro. ¿Qué alternativas baraja?

-No se descarta ninguna posibilidad. Hay que ver aún el destino de los Cines Centro. Ahora bien, hay que trabajar sobre ese asunto. Y ayer (por el lunes), el tema se abordó en la primera reunión que tuvimos. Hay que disponer de un plan alternativo, un plan que, evidentemente, cambiaría la idiosincrasia del festival según la hemos conocido en estos años de atrás. Y es un plan que debemos poner en marcha ahora. No podemos correr riesgos en ese sentido. Mi planteamiento no es el de descentralizar el festival; es decir, no es sacarlo del centro de la ciudad. Hay que seguir con espacios en el centro pero, quizás, complementarse con otros espacios periféricos. Se hace en otros grandes festivales y con distancias mucho mayores, como en el caso del de Berlín, que es una ciudad enorme, o en Buenos Aires. Vamos a ver los espacios de los que disponemos.

-En el centro de Gijón no quedarían muchas más salas...

-Bueno, no quiero adelantar cosas, pero sí hay opciones que vamos a intentar para poder mantener un nivel de aforo interesante. Y complementar, como digo, con esas otras sedes periféricas.

-Es decir, que su propuesta pasa por aprovechar las salas del centro de la ciudad y utilizar las de los cines Yelmo de La Calzada...

-Hay más opciones.

-¿Cuáles?

-Se pueden estudiar otras vías. Ahora bien, los cines de La Calzada es otra de las opciones. Hablaremos con sus responsables. Son salas perfectamente equipadas y están en Gijón.

-Por resumir: trabaja en un plan alternativo ante la previsible pérdida de las salas de los Centro y empezará a hablar con los responsables de los de La Calzada...

-Sí, pero hay que mirar también otros espacios. Está, por ejemplo, la red municipal de centros integrados. Y está la Laboral, que se ha venido utilizando también en los últimos años. Y hay más opciones que debemos mirar, porque todo esto tiene, como es evidente, un gasto presupuestario. Hay que ver si es viable el uso de esos espacios, qué tipo de equipamientos tienen.

-No se puede proyectar en cualquier sitio...

-Eso es. Hay sitios que carecen de la necesaria digitalización, lo que supondría un coste. Por ahí va un poco lo que decía antes: buscar colaboraciones que puedan ayudar a aliviar el gasto y sostener la estructura.

-En todo caso, usted ha dicho que no quiere descentralizar mucho el festival.

-Evidentemente, el teatro Jovellanos, el Centro Antiguo Instituto, etcétera, seguirán como sedes del festival. El Jovellanos es un regalo para cualquier director que quiere presentar su película; es un marco incomparable del que no se puede prescindir en ningún caso.

-¿Teme que el festival pierda espectadores, por falta de aforo, en esta próxima edición que ya le tocará dirigir?

-En caso de no poder utilizar los Cines Centro, es algo que podría ocurrir, claro. No se puede negar algo así, porque es posible que tengamos menos capacidad. Ahora bien, si es de esa manera, la idea es poder compensar con una serie de actividades complementarias e intentar, en la medida de lo posible, igualar ese aforo. Deberíamos plantear distintas iniciativas en diferentes puntos de la ciudad. Ahora bien, no niego que podemos encontrarnos con aforos menores que hasta ahora.