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La enfermera que soñó con cantar ópera

La gijonesa Serena Pérez, que trabaja en un hospital en Holanda, ha sido seleccionada para entrar en la Dutch National Opera Academy

Serena Pérez, a la derecha, junto a su profesora de canto, Sasja Hunnego, tras una de sus clases. LNE

¿Puede una enfermera de profesión dedicarse a la ópera sin dar el cante? Cuando en 2013 terminó la carrera de enfermería, la gijonesa Serena Pérez, que cuenta con 25 años de edad, tomó una decisión arriesgada: intentar dar el salto con su voz a los escenarios.

Tras haber obtenido el grado profesional de canto en los conservatorios de Gijón y Oviedo con la profesora María Antonia Entrialgo, "miré escuelas en Holanda, Alemania y Austria, hice un pequeño viaje de prueba a Holanda para ver el Conservatorio y los alrededores y me gustó mucho" . Fue entonces cuando sucedió el flechazo: "tuve la oportunidad de dar una clase con mi profesora actual, Sasja Hunnego, y al día siguiente ya gestioné los papeles para hacer la prueba de acceso aquí".

Desde entonces, Pérez compagina sus estudios de canto clásico en el Conservatorio de Amsterdam, que finalizará en unos meses, con un examen final consistente en un recital de una hora, con su trabajo como enfermera. "Me dediqué el primer año a estudiar muchísimo holandés en mi tiempo libre y en octubre del siguiente año, tras un par de entrevistas, conseguí trabajo de enfermera, a tiempo parcial", relata. "Es muy complicado compaginar ambos, pero económicamente no hay otra salida".

Sin embargo, los esfuerzos empiezan a merecer la pena, ya que Serena Pérez es una de las siete seleccionadas entre más de un centenar de todo el mundo para ampliar su formación haciendo un máster en la Dutch National Opera Academy, una prestigiosa entidad en el mundo de la ópera en Holanda.

Sin embargo, esta grata noticia tiene un contrapunto. "Supone quedarme un par de años más en Holanda", explica Pérez. "Toda mi familia está en Gijón y la verdad es que los echo mucho de menos". Aunque no es lo único que echa en falta la gijonesa, "la fabada, los cachopos y la sidra también ", sonríe. Sin embargo, la joven aspirante a cantante no alberga dudas: "Cada día me veo crecer más, y desarrollarme más en todos los aspectos de mi vida; le recomendaría a todo el mundo, al menos, un año en el extranjero, y viajar mucho", señala.

Enfermera a tiempo parcial, cantante por vocación, "en esto del canto se me han ido aclarando las cosas por el camino", afirma, pero tiene claro que el momento es ahora y que trenes como el holandés sólo pasan una vez en la vida. "Si no lo intento ahora, esta oportunidad no se me va a volver a presentar".

"Económicamente va a ser duro, he solicitado una beca de postgrado para artista, y estoy preparando una campaña de "crowdfunding", explica, ya que dejará de lado su carrera sanitaria para centrarse en el canto. Dice que "enfermera seguiré siendo, sin ejercer, y después, veremos qué depara el futuro", añade.

Por último, Serena Pérez coge las riendas de un alegato que toma como propio: "A todo aquel que tenga oído y les guste cantar le animaría a estudiar canto". Para esta gijonesa, "la voz hace sentir muchísimo, tanto al que canta como al que escucha, es el instrumento más natural que hay, porque está dentro de nosotros".

La joven lo tiene claro, "el esfuerzo merece la pena", pero también es consciente de las múltiples dificultades que serpean por el camino. "Para poder vivir de ello hay que tener buena voz, y ser buen músico, pero también hay que tener suerte", ya que, afirma, "se trata de un mundo lleno de competitividad", algo con lo que no comulga y que no va con ella: "para mí ser buena gente va por delante". Buena gente y buena cantante, por supuesto.

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