"Una persona imprescindible en Asturias y, más concretamente, en el mundo de la sidra", "un profeta al que se le conocen por sus buenas obras" o "el hombre que convirtió el escanciado en arte", eran algunas de las definiciones que se dieron en el día de ayer del naveto Constantino Ovín de la Vega, más conocido como "Tino el de La Barraca", quien recibió en la inauguración de la octava edición de "La primer sidre l'añu", en el Muséu del Pueblu d'Asturies un homenaje póstumo.

"Es reconfortante y muy de agradecer, una pena que él no lo pudiera ver", aseguró Rosalía Ovín, hija del fallecido, "era un amante de la sidra, vivía por y para ella, no sé si le gustaba más beberla o escanciarla", recuerda la primogénita del creador del decálogo del buen escanciado. "Le prestaba cuando le decían: 'Nadie la echa como tú, Tino'", enfatizó Ovín.

El homenaje a Tino se convirtió en el momento más emocionante del acto de inauguración del encuentro, que se prolongará hasta el domingo. En el certamen se podrán degustar setenta palos de la mejor primera sidra del año, sin trasegar, "muy distinta a la que se bebe luego en los chigres", aseveran los entendidos.

"Es un intento por recuperar la tradición en la que las procesiones se hacían de lagar en lagar probando los primeros caldos de la temporada", aseguraron desde la organización, todo ello acompañado de juegos tradicionales, comida y, sobre todo, "ganas de folixa", concluyeron.