"Estamos abrasados". Ismael Rubén Vega y Loli Menéndez no ocultaban ayer su disgusto ante la sede de la asociación de vecinos de Monteana tras entregar a los técnicos de Tragsa un saco con 50 kilos de patata. "Sanas, las que teníamos almacenadas para sembrar y comer de la cosecha de este año", matizaba la mujer. Pero como su casa está afectada por el radio de seguridad establecido en el pueblo tras aparecer en un almacén cercano la polilla guatemalteca, no les ha quedado más remedio que deshacerse de sus patatas de siembra.

"No es justo, ahora tendremos que comprar patata durante dos años, toda la vida cultivando y ahora esto", lamentaban ante el camión encargado de llevar las semillas a Cogersa para su destrucción, enterrando el tubérculo en cal viva. Como ellos, otros seis vecinos de Monteana se vieron obligados a entregar las patatas que guardaban aún para la siembra de esta temporada. En total, ayer se dieron para su destrucción "unos 120 kilos" de simiente, calculaban los técnicos tras pesar los sacos que llevaron los vecinos a lo largo de la mañana, a los que hay que sumar los entregados previamente, que en Gijón hacen un total de 238 kilos destruidos.

"Una pena, porque las patatas están saninas, saninas. Las tenemos sembradas en el monte y están como corales; ahora tendremos que arrancarlas para que las lleven. Y no tienen nada", se quejaba por su parte Luisa Muñiz, que acudió junto a su hijo Pepe Loché a entregar un saco con "unos 15 kilos para siembra; el resto ya están en tierra desde noviembre, están para sacar y comer y nos van a fastidiar", decían contrariados.

21.000 kilos en Asturias

Por ahora los vecinos de Monteana sólo han tenido que entregar los tubérculos que tenían reservados para echar a la tierra esta primavera. Pero con la temporada ya avanzada, la mayoría ya habían sembrado y serán más de una veintena los que tendrán que desenterrar las patatas "en cuanto nos avisen de la Consejería, que aún no sabemos nada", sostiene José Ramón Cotarelo, presidente de la asociación vecinal. Los afectados deberán tramitar ahora las ayudas que les corresponden: un máximo de 0,70 euros el kilo para la patata certificada de siembra y de 0,30 euros el kilo en el caso de semilla de casa. "Ridículo, no da ni para el billete de autobús para bajar a tramitar las ayudas a Gijón", denuncian los vecinos.

El presidente vecinal, por su parte, se mostraba ayer muy crítico con las actuaciones de la Consejería. Porque "no han vuelto a poner trampas más que en los dos almacenes en los que se encontró la polilla", denuncia. Por eso, ayer reclamaba que "el Principado investigue y se ponga las pilas", toda vez que "en Canarias ya están aplicando otros métodos para no tener que destruir la patata, sino que la están desinfectado y así la gente no pierde la cosecha". Del mismo modo, reclamó que la retirada de la patata sembrada se agilice, porque "la gente no sabe cuánto terreno tiene afectado y a cuánta indemnización tiene derecho", critica Cotarelo.

Y los vecinos, por su parte, la mentan que se destruya "patata que está sana; podrían destinarla a la Cocina Económica, porque se puede comer sin problema".

Como balance total, la consejería de Desarrollo Rural ha destruido en once concejos un total de 20.925 kilos de patata almacenada y de siembra. Además, lleva arrancados 3.760 kilos de planta en San Tirso de Abres, Taramundi y Vegadeo. En este último concejo continuarán hoy las labores de levantamiento de tubérculo, que se llevarán a cabo en el resto de zonas infestadas. En concreto, el Principado ha recogido, y posteriormente destruido en el vertedero de Serín, 1.138 kilos de patata procedente de San Tirso de Abres, 8.716 de Vegadeo, 3.678 de Taramundi, 6.705 de Castropol, 125 de Navia, 75 de Valdés, 50 de Villayón, 75 de Tapia de Casariego, 50 de El Franco, 75 de Coaña y 238 en Gijón. A estos datos hay que sumar la retirada de material vegetal, es decir de planta, en San Tirso de Abres (40 kilos), Vegadeo (2.942 kilos) y Taramundi (778 kilos).