"Ahora podemos decir que hasta a los santos les encanta Gijón, y que este Gijón del alma encantador es desde ahora doctrina de fe". Javier Gómez Cuesta hizo ayer un guiño "playu" en la misa en la iglesia de San Pedro de acción de gracias por la beatificación del sacerdote Luis Ormières, fallecido en Gijón y fundador de las Hermanas del Santo Ángel. "Aquí creó y dejó una obra educativa y social que ha tenido una gran trascendencia en la ciudad. Aunque fue francés de nacimiento, acabó residiendo en Gijón, y podemos decir que fue un gijonés de adopción", resaltó Gómez Cuesta ante un templo abarrotado, con fieles de toda la Congregación de las Hermanas del Santo Ángel.

El mensaje de Javier Gómez Cuesta, en "su Gijón", donde falleció Ormières y residió durante varios años de su vida, no fue el único del día. Hora y media después, y desde El Vaticano, el Papa Francisco, tras el rezo del Ángelus, ensalzó su labor recordando que "Luis Ormières vivió en el siglo XX y empleó todas sus múltiples cualidades humanas y espirituales al servicio de la educación", también destacó que "por esa razón fundó la Congregación de las Hermanas del Ángel de la Guardia" y añadió que ahora espera, tras su beatificación, "que su ejemplo y su intercesión ayuden en particular a todos aquellos que trabajan en las escuelas o en el ámbito educativo".

La jornada fue muy intensa ayer en Gijón. Tras hora y veinte minutos de celebración en la iglesia de San Pedro, en el colegio Santo Ángel de la Guarda se descubrió una placa junto al busto de Ormières en el patio. La misma reza: "Cada uno ha recibido de Dios un don propio", acompañado de la fecha del 22 de abril de 2017, día de su beatificación en la Catedral de Oviedo.

María de la Paz Mena, de la localidad extremeña de Llerena, y Superiora General de la Congregación de las Hermanas del Santo Ángel, dedicó unas palabras en el descubrimiento de la placa, señalando que "nuestro fundador nos da fuerzas para trasladar su mensaje por todos los lugares del mundo".

Ese carácter universal, ya que la congregación está presente en 16 países de cuatro continentes, lo sacó a colación en su homilía Javier Gómez Cuesta, que recordó el ejemplo de la gijonesa María Nieves López, que llevó la congregación en 1956 a Japón, tras 34 días de navegación desde España a Yokohama.

Pese a su carácter cercano y sencillo, Ormières dejó una huella imborrable en su paso por Gijón, con ejemplos como el que Gómez Cuesta recordó ayer. "Fundó en Jove un noviciado para la formación de sus religiosas e iba de paseo hasta allí rezando el rosario". Y añadió también que "su sencillez era tan popular, que le propusieron el sobrenombre de 'El Santín'", así como que esta beatificación supone para Ormières "recibir la matrícula de honor en tres asignatura de la vida cristiana: fe, esperanza y caridad".