La violinista moldava Valeria Zórina ofrece un recital esta tarde a las 20.00 horas en el teatro Jovellanos. Hija del prestigioso músico Yuri Nasushkin, mantiene un fuerte vínculo con España, donde de clases en el Centro Superior de Enseñanza Musical "Katarina Gurska". En Gijón actúa hoy junto al pianista Daniel del Pino.
- ¿Qué tiene de especial su concierto?
-Que cuenta con un programa que incluye obras que no son muy modernas y no se tocan tanto, pero que son conocidas. Es un repertorio impresionante. Y además he tenido la suerte de poder elegir el programa.
- ¿Qué piezas destaca?
-Todas son muy especiales. Me siento muy identificada con la sonata de Edward Elgar. He vivido en muchos países y con Elgar me siento muy en casa cuando tocó, y eso lo transmito al público, gracias a su naturalidad, su expresión sincera y su arte inglés. A la pieza de Giacomo Platini le tengo mucho cariño, porque habla de las estrellas. Y hay una curiosidad, porque hace unas semanas interpreté esta pieza en Oviedo, justo un día después de asistir a una conferencia de un cosmonauta ruso, que me apoyó mucho en el concepto para después interpretarla, porque lleva un lenguaje moderno y experimental. Y destacaría también a Eugène Ysaÿe, porque es un genio compositor, y con su obra abre grandes posibilidades al violín, porque técnicamente hablando se puede decir que baja la cuerda de la clave de sol a fa, y se abre un espectro de colores aún más grande de lo que es un violín.
- ¿Qué le intenta transmitir e inculcar a sus alumnos?
-Enseño no solamente a través de la música, sino con otros elementos. Si aprendes música sólo a través del violín eso te limita bastante. Al final hay que sentir tangible todos los aspectos que proporciona la música.
- ¿Se apuesta en España por la música clásica o se necesitan muchas más ayudas?
-En España, y también Europa, se debería primar mucho más la educación musical. Aunque también reconozco que los tiempos son diferentes, no se le dedica ni tiempo ni suficientemente apoyo económico. Pero sí diré que a pesar de todo esto hay un gran nivel entre los jóvenes.
- ¿Qué les diría a quien puedan pensar que un concierto de violín y piano puede ser algo aburrido?
-Que no tengan miedo y que se atreven a escuchar un concierto. Que vengan al Jovellanos y lo prueben con sus propios ojos y oídos. La música toca el ámbito emocional. Lo único necesario para disfrutar de un concierto es ir a verlo, no se necesita tener ningún conocimiento de música clásica.
- ¿Qué sensación le produce tocar el violín?
-Estoy en paz. Todo lo que me rodea se puede decir que es caos, y me aíslo de ello cuando toco el violín. También hay conflictos en un concierto, pero me siento en paz conmigo misma en esos momentos.
- ¿Qué ha aprendido de su padre, Yuri Nasushkin?
-Los padres son los que te dan la vida, y te hacen también ser el tipo de persona un poco en función de cómo son ellos. Incluso sin la necesidad de que te aporten algo directamente, simplemente con que te dejen espacio para que puedas nadar tú solo. El ambiente familiar es muy importante, sobre todo a ciertas edades, pero es cierto que hay muchísima gente con mucho más talento del que se cree. Y hay bastantes músicos que están dentro de este mundo sin que eligiesen ellos mismo ese camino.
- ¿Qué proyectos se marca para el futuro?
-Estoy en un proceso de probar cosas nuevas, como fusiones de artes. Hago cosas con mis alumnos, y les ofrezco que se atrevan a tocar y prueben cosas nuevas, simplemente vale que lo hagan si lo sienten ellos. Y eso tienen que probarlo en el escenario. En cuanto a mi carrera profesional continúo día a día desarrollándome a mí misma, y evitando estancarme en la monotonía. La clave para estar motivado siempre es tener una visión propia, desarrollarla y hacerla realidad.
