Denegar los permisos para que las charangas amenicen por la calle las despedidas de soltero es el último movimiento que se ha dado desde el Ayuntamiento de Gijón para intentar minimizar los efectos negativos -en este caso los ruidos- que generan unas celebraciones que se repiten cada fin de semana. Los responsables del turismo local, con el presidente de Divertia, el edil forista Jesús Martínez Salvador, tienen claro que no es el tipo de turismo que se quiere para la ciudad y por ello no se incluye entre las líneas de trabajo en el nuevo plan de acción para fortalecer Gijón como destino turístico. Pero la realidad es tozuda y Gijón se ha convertido en una de las ciudades del norte de España preferida para festejar el fin de la soltería.

José Carlos Fernández Sarasola, portavoz y único edil de Ciudadanos, abrió ayer el camino a regular los excesos de las despedidas de soltero a través de la ordenanza de convivencia cívica, que ahora mismo está en proceso de reformulación. Su idea es incorporar en esta ordenanza medidas que eviten tanto las molestias a los vecinos como "la mala imagen de la ciudad que muchas veces transmiten estas celebraciones".

"No se trata de demonizar ni prohibir este tipo de eventos, pero sí tratar de fomentar comportamientos adecuados y respetuosos durante su celebración. Ya hemos sufrido en nuestra ciudad varios altercados y diversos incidentes, principalmente derivados del abuso del alcohol durante estas celebraciones", explicaba Sarasola. Además de los cambios normativos, Ciudadanos aboga por "una mayor concienciación de las personas que participan en las despedidas", mayor presencia policial en las zonas de ocio nocturno y la colaboración de los hosteleros locales para poner coto a los excesos.

El debate está abierto en toda España. Madrid, Salamanca o Granada son algunas de las ciudades que intentan poner límites a los desenfrenos en que acaban algunos de estos encuentros. Aunque con diferente éxito. Los tribunales acaban de tumbar la ordenanza antidespedidas de Salamanca donde se multaba ir semidesnudo o con disfraces ofensivos. En Granada hay una patrulla de la Policía Local que se dedica en exclusiva a controlar estas celebraciones.