Dos son las infraestructuras que los estudiantes de Gijón echan en falta: un aula de estudios en la zona centro que pueda ser llamada como tal y la construcción de una residencia de estudiantes en el entorno del campus y La Laboral. Si la primera de éstas cuenta con el silencio por parte del gobierno de Moriyón, la segunda languidece en el cielo de la burocracia mientras sus impulsores entonan eso de "con el PGO hemos topado".
Pese a que el gobierno municipal negó la mayor en su día, la residencia de estudiantes se ha encontrado con un problema administrativo a causa de que el proyecto no se ajusta al Plan General de Ordenación (PGO) aprobado de manera inicial el pasado febrero, motivo por el cual es imposible conceder a la empresa adjudicataria, RYA Residencias, una licencia definitiva conforme a dicho plan. Llama poderosamente la atención que el plan urbanístico aprobado es previo a la firma del contrato con la empresa encargada de la construcción de la residencia. Es decir, una vez más nos encontramos ante un galimatías que no hace más que demorar una historia que comenzó en 2008 de la mano del gobierno socialista de aquel entonces y que perdura en manos del actual equipo de gobierno.
Por otro lado, sobre la creación de una sala de estudios en la zona centro poco sabemos. Solamente tenemos una declaración de intenciones de Carmen Moriyón durante un pleno municipal para ubicarla en la renovada Escuela de Comercio y de la que no hemos sabido más desde este mes de enero: ni proyecto serio, ni usos de dicha sala, ni inversión prevista dentro de los 3,4 millones de euros destinados para la remodelación del complejo. Este espacio supone cubrir una necesidad básica para los estudiantes gijoneses, cansados de ver cómo las bibliotecas de los diferentes barrios de Gijón y de la Universidad se saturan en época de exámenes. Por ello no se puede tratar este equipamiento tan necesario a golpe de ocurrencia sin partir de los usos indispensables para lograr una sala de estudio de referencia para todos sus futuros usuarios.
Somos una ciudad que cuenta con una gran cantidad de estudiantes, tanto en sus espacios universitarios como en sus escuelas de Formación Profesional. Si pretendemos colocar a Gijón como referente de la formación superior se necesita cada día más un doble impulso que lo haga posible: atracción de estudiantes y servicios para éstos. Una buena oferta residencial es básica para atraer nuevos alumnos y también para poder acceder a grados y másteres de relevancia nacional e internacional. Del mismo modo, es esencial que se creen espacios de estudio para fomentar el progreso académico de los estudiantes. Este doble impulso lleva atascado lustros y todavía espera en un cajón a que la burocracia y la voluntad política se pongan de acuerdo.
