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Otra maldita tarde de domingo

Siempre el futuro

Siempre el futuro

No he sido un mal alumno, pero he tenido mis momentos. La rebeldía coincidió con el bachillerato, más concretamente con la asignatura de Literatura universal. Tenía un maestro de voz grave y bigote espeso, con pajarita minúscula y excelente educación, amante de Shakespeare y del chocolate puro. Siempre comenzaba leyendo algún fragmento del inglés, hasta que le interrumpíamos con el último partido del Real Madrid o lo que habíamos hecho el fin de semana. Siempre nos respondía con una sonrisa, que ahora adivino llena de caridad y comprensión, hasta que decidió afrontar la realidad.

Mucho más serio de lo común, una mañana nos entregó un grupo de hojas cuidadosamente grapadas. Nos dijo: "Sé que ahora no os interesa, pero guardadlo, aunque no lo leáis. Os lo pido como un favor personal". Al igual que mis compañeros, guardé aquellas hojas sin leerlas, y después de un buen número de mudanzas las encontré en el fondo de una caja llena de apuntes. Entonces las leí. Se trataba de una lista con los títulos imprescindibles de la literatura universal, todo lo que había que leer ordenado cuidadosamente por siglo y género, desde Milton hasta Ungaretti, desde Marlowe hasta Adamov, desde Colonna hasta Thomas Mann. En resumen, una auténtica maravilla. Aquel amante del chocolate, el silencio y el teatro isabelino comprendía que la educación siempre le habla al futuro, aunque el presente parezca no escucharla. Y hoy escribo teatro, en parte, gracias a él.

Pienso en esto al leer que la asignatura de Literatura universal va a ser desterrada de la programación escolar, al igual que se ha hecho con Filosofía. Pienso en aquel profesor y en que sin él hubiera perdido a uno de los grandes referentes que han marcado mi estudio. Pienso en cuántos futuros estarán en juego, por culpa de quienes prefieren un voto al beneficio de un país. Pienso en la suerte que he tenido y en la carencia de las nuevas generaciones. En que, como dijo Shakespeare, "Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos llegar a ser". Porque es hora de hablar a nuestros gobernantes, que por mi parte, aún tienen el voto en blanco. Hasta que nos permitan ser un pueblo con capacidad crítica. Y decidir.

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