Carlos Cabeza Miñarro, histórico periodista gijonés que ejerció en el diario local "Voluntad" y fue colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, falleció el pasado viernes a los 84 años de edad en Argentina, donde residía desde 1960. Nunca se olvidó de su Gijón natal, donde regresaba con frecuencia y donde reposarán para siempre sus cenizas una vez las traiga su familia, que también organizará un funeral en su villa del alma.

Nacido en la calle de Casimiro Velasco, estudió en el colegio Corazón de María y empezó a ejercer el periodismo en el diario "Voluntad". Ya en Argentina, pasó por las redacciones de los diarios "Clarín", "Crónica" y "La Razón" y trabajó en la revista de actualidad "La Semana". Se jubiló de la profesión en 1998. Nunca perdió el contacto con Gijón y fue colaborador habitual en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA.

Padecía dolencias, aunque nunca se quejaba. Falleció de un infarto fulminante después de una de sus cenas de los jueves con sus amigos, como su propio hijo, Carlos Cabeza, relató en las redes sociales. "Este gran hombre y padre se nos ha ido, y lo hizo como siempre fue él, como un grande, viviendo la vida hasta su último minuto con su selecto grupo de amigos", recordó el hijo en unas emotivas palabras publicadas en Facebook.

"Siempre fue joven, periodista de raza, escritor de corazón, justo y honesto cómo él sólo", relata su vástago en la despedida pública, "leyenda del periodismo y de la vida, padre y abuelo" de una joven, Paula, que también sigue sus pasos en los estudios de periodismo.

En Gijón también participaba, cuando visitaba su ciudad natal, en la tertulia de los viernes en el Hotel Asturias, por la que también pasó el gran periodista gijonés Juan Ramón Pérez Las Clotas y de la que forma parte Carlos Roces, pintor y compañero de colegio de Carlos Cabeza.

De ahí que su familia tenga claro que "pronto llevaremos sus cenizas para que reposen en Gijón como siempre quiso, y realizaremos los honores y funerales correspondientes".

Cabeza destacó por sus lúcidas crónicas de actualidad, así como por su afición y conocimientos acerca del automovilismo, que le llevaron a conocer y tratar de primera mano, entre otros, al piloto Juan Manuel Fangio.