Descuelga el teléfono, y antes de hablar de su concierto en Gijón, Danny Daniel se acuerda del principal equipo de su tierra. "Llevo disgustado desde el domingo por la noche por el descenso del Sporting", resalta el artista. "Lo sufrí mucho. Me acordé cuando el año pasado desde Boston escuché que se había logrado la permanencia, y ahora descendemos a Segunda. Este año vi en El Molinón el primer partido, que ganamos al Athletic, y me ilusioné... y ahora descendemos", subraya. Pero esa decepción futbolera se transforma en ilusión cuando habla de su concierto de este viernes en el Jovellanos, el primero que dará en ese recinto el cantante, nacido en el barrio de La Arena, y con un más que ganado prestigio.
- ¿Cómo es posible que un gijonés como usted, después de una larga trayectoria, aún no haya actuado en el Jovellanos?
-Eso mismo me pregunto yo también. No lo sé. La realidad es que en ese teatro ha trabajado todo el mundo, y Danny Daniel, que es del barrio de La Arena, nunca lo hizo. Por eso tengo una ilusión muy grande
- ¿Siente vértigo?
-Para nada. En eso soy auténtico kamikaze. Es mi habitáculo perfecto. Soy un animal del escenario, como los toros con ganas de salir al ruedo.
- ¿Cómo será su concierto?
--Aunque tengo una voz importante, lo mío es el sentimiento. Cantaré el repertorio que la gente conoce, no puedo ir e interpretar solo canciones nuevas. No faltarán éxitos como "El vals de las mariposas" o "Por el amor de una mujer". También mezclaré un par de temas de la lírica, que son de mi último disco, y pegaron muy bien.
- Ha hecho baladas, lírica, canciones cubanas?. ¿Qué sonido es el que le identifica?
-Más que el tipo de música lo que me identifica es mi voz.
- ¿Se cansa de repetir los mismos temas?
-No. Tengo la suerte de que puedo elegir siempre el repertorio que quiero, es muy parecido y no cambia casi nunca. Más que cansar de algunas canciones, lo que me da lástima es que hay algunas que no puedo cantar, de los cerca de 160 temas que tengo entre mis 16 álbumes.
- Hace poco más de dos años presentó un documental sobre su vida personal y artística. ¿Le queda mucho rodaje o ya va poniendo fin a su larga etapa sobre los escenarios?
-Soy hombre de deporte, jugué al fútbol hasta los 25 años, y para mí el deporte y la música son lo más importante. Nada más llegar a Gijón fui a correr desde La Laboral, por los senderos de Viesques, casi hasta La Camocha. No pienso en la jubilación, estaré en el escenario hasta que me caiga y mi voz aguante. Mi vida es el deporte y la música. Llevo 30 años ensayando cada dos días.
- ¿Cómo ve a su Gijón?
-Amo a Gijón, me encanta venir a mi casina a la zona de Cimadevilla en Cabueñes. Lo que más me duele es ir caminando por la ciudad y ver gente muy mayor, que va caminando un poco doblada por culpa de la humedad que hay en Asturias. Veo poca juventud en la ciudad. Y también me da mucha pena, a mí que me gustan mucho todos los senderos, que no hay tanta gente haciendo deporte por las rutas tan guapas que tenemos en nuestra ciudad.
- ¿Se le valora más en América que España?
-Sí. Y es algo que me duele y me entristece. En Asturias hay artistas a los que les conoce el millón de habitantes y a mi solo una décima parte, cuando en América reconocen muchísimo más mi trabajo vaya donde vaya.
- ¿Qué opina de la música que suena a día de hoy?
-Ahora es verdad que el "reggeton", la bachata o el merengue están de moda, y que como moda, irán cambiando. Pero lo que noto es que escasea la balada, y también música de compositor como Perales o Julio Iglesias.
