Llegó la autoridad y mandó parar. La fiesta anual de "El Lavaderu", sidrería que desde hace 19 años agasaja a clientes y amigos del barrio de Cimavilla con sidra, pinchos y música en la plaza de Arturo Arias como adelanto del verano, tuvo ayer una edición accidentada. Más bien, inconclusa.

Agentes y algún mando de la Policía Local de Gijón se personaron en el local a primera hora de la tarde para advertir al propietario, Roberto Campomanes, de que este año no iba a tener autorización para su festejo callejero. Los pinchos ya estaban preparados, la fiesta anunciada, los vecinos invitados y la sidra en la plaza, que hubo que retirar. "Nunca nos han dicho que esta fiesta supusiera ningún problema ni hubiera quejas; se pedía la autorización y la daban el mismo día", cuenta el afectado. El problema fue a más cuando los integrantes de la Banda "Villa de Xixón" llegaron al barrio desfilando al son de las gaitas, para animar una fiesta a la que son convocados desde hace quince años -también la Charanga "Ventolín", que igualmente no pudo tocar-. La Policía les cortó el desfile y tras pedir la identificación al director y al presidente de la agrupación, cada uno de ellos obtuvo una sanción de 200 euros por tocar en la calle.

El portavoz de Xixón Sí Puede, Mario Suárez del Fueyo, que vio lo sucedido, considera la medida "fuera de todo lugar y una irresponsabilidad por parte del equipo de gobierno; es confundir todos los términos, descabellado y se busca un problema donde no lo hay". Además resaltó "la barbaridad" que supone "multar a los gaiteros" cargándose, de paso, "una fiesta que lleva haciéndose veinte años". A los gaiteros les llueve sobre mojado porque están inmersos en plena protesta contra el Ayuntamiento a cuenta de la subvención municipal para su festival internacional de gaitas y hoy tenían convocada una protesta en la plaza Mayor.