El joven acusado de maltratar de forma habitual a su madre, durante los últimos cuatro años de convivencia, aceptó ayer una pena de un año de prisión, cinco de alejamiento -uno de ellos ya cumplido-, y una indemnización de 600 euros en la vista celebrada ayer en el juzgado de lo Penal número 1 de Gijón.

No hubo palabras pero sí miradas cruzadas entre ellos antes de que el acusado, de 18 años en el momento de las agresiones, entrase en la sala. La defensa del joven logró rebajar la petición inicial de la Fiscalía que requería una condena de dos años y tres meses por estos hechos -la llamaba "puta, golfa o loca"- que se prolongaron durante los últimos cuatro años de convivencia entre ambos.