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"Raku en Gijón"

En el teatro Jovellanos no cabía ni una persona más. Todos esperábamos por el gran Raku y su competidor del día que, según el programa era un descargadopr del muelle llamado El Coloráu que venía a aumentar su popularidad luchando contra el invencible japonés.

Correctamente vestido de frac apareció Raku en el escenario y tras él apareció Deko, disfrazado de apache. Realizaron asombrosos ejercicios. Y por fin surgió el popular Coloráu vestido de luchador, y japonés y gijonés diéronse cordialmente la mano y comenzó la lucha. Raku jugaba con el robusto cargador, con una mano reducíalo a la inmovilidad y El Coloráu espatarrado en el suelo, debajo de su adversario, debatíase desesperadamente pero sin que de su rostro desapareciese la sonrisa reveladora de nuestro carácter. El gijonés nos demostraba con ella que había ido a luchar porque sí, por gana de presentarse ante el público con vestimenta que llamase la atención. Por ser por un día objeto de la admiración de las gentes, y para dar que hablar a sus amigos.

Por todo ello luchó El Coloráu. No porque pensase vencer a Raku. Así que cuando este apretó un poco de veras, la callosa mano del cargador golpeó la colchoneta. Tras dos minutos y medio de lucha El Coloráu declarábase vencido, sin pesar, sin odio hacia el vencedor.

El Coloráu ya había logrado lo que quería. Ya tenían de qué hablar los amigos durante un año de conversación amenísima y regocijante. Salud gladiador.

Diario "El Noroeste", 2 de febrero de 1909

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