La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JESÚS MERINO | Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad Laboral

"La Universidad Laboral debe ser declarada Patrimonio de la Humanidad"

"Con los Jesuitas se funcionaba como una organización casi perfecta por su eficacia, calidad de los profesores y los talleres de última generación"

Jesús Merino, en un banco del puerto deportivo. Juan Plaza

Le bastaron únicamente cinco años para hacerse gijonés. Cinco años lectivos en la Universidad Laboral marcaron sus querencias para siempre, hasta el punto que hoy sigue vinculado al centro con verdadera pasión; es la voz de su conciencia, el ángel de la guarda que vela por todos los aspectos de su destino, el policía que delata, y el padre que corrige. Jesús Merino representa todo eso, con la fuerza de su carácter, su entusiasmo y el amor a una institución que forjó su vida.

- Defínase, por favor.

-Nací en Palencia (1946), pero estudié en la Universidad Laboral desde los catorce a los diecinueve años; esos cinco años me hicieron tomar un cariño especial a Gijón hasta el punto que ahora vivo entre Burgos y Gijón; las personas de tierra adentro sentimos nostalgia del mar. De otro modo me considero un trabajador normal, disciplinado. Soy sociable, pero aprecio mucho la vida interior. Estoy divorciado y tengo cuatro hijas y seis nietos. Siento mucha alegría de vivir, pero mantengo un punto serio.

- ¿Por qué vino a Gijón?

-Tenía dos amigos, Quique y Antonio, que estudiaban en la Universidad Laboral de Córdoba y contaban maravillas. Dije en casa que yo también quería ir allí y mi familia hizo la solicitud. Me lo concedieron pero no en Córdoba, sino en la Universidad Laboral de Gijón. Sufrí una pequeña desilusión.

- ¿Cómo fueron esos cinco años?

-Siento no haber estado más tiempo. Fue una experiencia única. Se me abrió un mundo que no conocía y recibí una formación que ha marcado mi vida de una forma muy positiva. Me trasmitió inquietud por crecer y saber más. Hice Maestría Industrial y luego en Valladolid me licencié en Ingeniería Técnica Mecánica. Más tarde, cuando ya tenía dos hijas, hice Derecho por la UNED.

- ¿En que trabajó?

-Siempre en empresas multinacionales, en puestos relacionados con recursos humanos, incluso fui director.

- ¿Siguió vinculado a la Universidad Laboral?

-Emocionalmente siempre.

- ¿Y cómo accedió a la presidencia de la Asociación de Antiguos Alumnos?

-En los últimos años había colaborado con la dirección anterior, escribí algún artículo de "La Torre", su revista, y desde hace quince años era el organizador de los encuentros de la 5ª promoción de Maestría Industrial. De manera que alguien me invitó a integrarme activamente en la Asociación, y presenté mi candidatura. Salí elegido presidente el mes de junio de 2016.

- ¿Qué implica, su responsabilidad?

-Dar continuidad a las actividades de la asociación. Continuar con la revista "La Torre", y mantener la alerta respecto al cuidado y conservación de la Universidad Laboral como edificio de gran valor arquitectónico. Yo me he asignado la tarea de reformar la Asociación para adaptarla a los tiempos actuales y dar cabida en ella a las nuevas generaciones. Es preciso atraer a los alumnos de las nuevas disciplinas, como son los de Música, Teatro, Danza, Formación Profesional, Trabajo Social y Comercio.

- ¿Cree que el edificio está bien aprovechado?

-Bastante, pero no lo suficiente. Pienso que se ha hecho una gran labor principalmente de recuperación del edificio y de ampliación de actividades formativas, pero aún quedan espacios vacíos, como la zona de los dormitorios colectivos; está abandonada. Y las áreas deportivas son como entonces; necesitan una actualización, aunque creo que existen propósitos.

- Se fueron las Clarisas.

-Desaparecieron los mil internos que atendían con toda eficacia y cariño, y ya no tenían razón de ser. La Universidad Laboral en tiempos de los Jesuitas funcionaba como una organización casi perfecta. Por su eficacia, por la calidad de los profesores, por los talleres didácticos de última generación que implantaron.

- Ahora la realidad es otra.

-Sí, la Ciudad de la Cultura es una institución por la que pasan 4.000 alumnos todos los días, más unos 500 profesores.

- ¿Qué opina de la desacralización de la capilla?

-Yo hubiera preferido que no se hiciera, pero las autoridades mandan. Ya no es una Universidad Laboral, sino la Ciudad de la Cultura, y no existen aquellos títulos, sino otros. Ha sido importante la resolución del gobierno del Principado de Asturias de definir como un bien de Interés Cultural el edificio. Pero la Asociación que presido estima que por sus valores arquitectónicos, artísticos y culturales tendría que ser declarado como un bien Patrimonio de la Humanidad. Vamos a proponerlo al gobierno regional para que lo eleve al Gobierno de la nación y éste presente la solicitud; le sobran valores y categoría.

- ¿Ha tenido usted un maestro señalado?

-Muchos, pero como persona y profesor, uno, el catedrático de Física de la Escuela de Ingenieros de Valladolid, Luis Álvarez Quirós.

- ¿De qué se siente más orgulloso?

-De mi propio esfuerzo, que proviene de la formación que recibí en la Universidad Laboral de Gijón, y de haber creado una familia.

- ¿Cree que imprime carácter, el paso por sus aulas?

-Sin duda. Principalmente por la formación, luego por el entorno y la convivencia. Todas las promociones se reúnen periódicamente para conservar la amistad y el cariño por el centro.

- ¿Qué le parece que el mural pintado por Enrique Segura esté oculto?

-Hace siete días hemos presentado en el Principado un escrito con tres temas que nos preocupan. El primero afecta la cúpula de la iglesia, que presenta manchas de humedad y grietas. El segundo tiene que ver con la Sala de Pinturas, donde se han observado pequeños desconchones y abombamientos. Y por último, sabemos que el mural de Enrique Segura ya tiene daños. Proponemos una mayor labor de vigilancia. Y sugerimos que dicho mural se integre en una exposición permanente, después de desmontarlo y restaurarlo; es demasiado importante para estar oculto.

- ¿Mantienen un buen dialogo con la Administración?

-Sí, la Asociación de Antiguos Alumnos valora de forma positiva la realidad formativa y cultural que se desarrolla actualmente, y apoyaremos en la utilización completa de los espacios. Se desmontó la Cruz de la Victoria que coronaba la capilla y han dejado el esqueleto, me pregunto por qué, si es el símbolo de Asturias.

- ¿Tiene usted otras aficiones?

-Sí, los idiomas. Hablo francés e inglés y estoy estudiando alemán. Y me gusta la Filosofía.

- - ¿Tiene casa en Gijón?

-Sí, al final del Muro. Vengo dos veces al mes a Gijón y estoy ocho o diez días.

Compartir el artículo

stats